MADRID, 25 Sep. (CHANCE) -
Una semana más te traemos un nuevo artículo de Nano López, el coach para organizaciones y adolescentes, que nos habla esta vez de las herramientas necesarias para llevarte bien con las personas de tu entorno que detestas.
Regreso de las vacaciones y vuelves a ver la cara a tu jefe, a tu compañero - al que no aguantas- o a tu profesor de historia que te duerme. ¿Cómo te enfrentas a eso?
Existen varias formulas; una de ellas es la más común y que ya conocemos todos: 'ajo y agua'. Sin embargo, desde el coaching podemos descubrir métodos de comunicación que nos pueden ayudar a, al menos, que esto no nos haga sentirnos mal.
Como método podemos utilizar el conocido como comunicación no violenta, pero dándole una vuelta. Para poder acercarnos a los demás hay cosas que no debemos de olvidar, sobre todo y la más importante, es que somos dueños de nuestros propios sentimientos.
Recordando la metodología de la comunicación no violenta tenemos como primer paso el observar sin evaluar. Hay que separar observación de evaluación. Debemos de tratar las cosas sin meter juicios. Si entrenamos esto, actuaremos de tal forma que la otra persona pueda tener la impresión de que le estamos criticando. Las observaciones tienen que ser específicas del momento y el contexto. Un ejemplo podría ser "Carlos no ha terminado los informes" en vez de "Carlos es mal trabajador".
Como siguiente paso debemos de expresar e identificar nuestros sentimientos. Para poder comunicarnos más claramente debemos ampliar nuestro vocabulario de sentimientos que nos haga expresar de una forma clara y precisa lo que sentimos, cuál es nuestra emoción.
Podríamos decir "me siento incapaz de terminar este diseño". Sin embargo, con esta expresión no decimos cómo nos sentimos, ya que 'incapaz' no es un sentimiento. Sin embargo, si decimos "me siento frustrado por no poder terminar este diseño" podré explicar más adecuadamente cómo me siento ante el hecho que nos ocupa.
No obstante, si este mensaje lo recibimos de otro debemos de tener en cuenta que aquello que dicen los demás es un estimulo, pero no la causa de los sentimientos Cuando alguien se comunica negativamente con nosotros, tenemos cuatro maneras de recibir el mensaje:
1. Echarnos la culpa a nosotros mismos.
2. Echar la culpa a la otra persona.
3. Darnos cuenta de nuestros sentimientos y necesidades.
4. Darnos cuenta de los sentimientos y necesidades que oculta el mensaje negativo de la otra persona.
Ante la comunicación con los demás debemos de tener en cuenta los puntos 3 y 4, que nos ayudan a descubrir qué es lo que nos está ocurriendo y que, en lugar de culpar a la otra persona por lo que nosotros sentimos, aceptamos nuestra parte de responsabilidad dándonos cuenta de nuestras propias necesidades, nunca sin olvidar las necesidades y sentimientos de la otra personal.
Si decimos "cuando me dijeron que no vienes a la reunión me diste un gran disgusto" estamos responsabilizando a la actuación de la otra persona. Sin embargo, si decimos "me disgusté al enterarme de que no venias a la reunión porque quería aclarar varias cosas contigo" atribuimos el origen de nuestro sentimiento a nuestro propio deseo no satisfecho.
Si centramos la atención en nuestros sentimientos y necesidades tenemos la posibilidad de tomar conciencia de que nos sentirnos amenazados, algo que proviene algunas veces de nuestra necesidad de reconocimiento.
Por último no debemos de olvidar la importancia de la empatía. Mediante la misma prestamos atención a lo que observan, sienten, necesitan y nos piden los demás. Esto nos ayudará a acercarnos a los que nos rodean, ya que al ofrecer esta empatía dejamos atrás la necesidad de dar consejos sobre nosotros y ponemos el foco en lo que el otro puede necesitar.