MADRID, 12 Mar. (CHANCE) -
El Versace de Jennifer Lopez en los Grammy hizo posible que google creara Google imágenes, el Givenchy de Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes y Lorenzo Caprile con el que doña Letizia se presentó a la realeza europea en la boda de Federico y Mary de Dinamarca son algunos de los vestidos que han marcado de historia y que han conseguido grabarse a fuego en la memoria.
EL QUE LLEVÓ CUANDO ASESINARON EL PRESIDENTE KENNEDY
A esta lista de vestidos icónicos también hay que sumarle el dos piezas que llevó Jackie Kennedy en día que asesinaron a John Kennedy, un conjunto que acaba de lucir Natalie Portman, que interpreta a la que fue mujer del presidente de Estados Unidos en Jackie, un filme que se estrenará en 2017.
Portman no es la primera actriz que se mete en la piel de quien fue la primera dama, pero sí una de las que mejor encarna la fragilidad y la elegancia innata de Jackie, como demuestra la imagen del rodaje en Washington en la que se ve a la protagonista de El cisne negro descender por las escaleras de un avión y que todo apunta a que la escena corresponde al día el que falleció el político.
El traje de la actriz parece una auténtica réplica del conjunto de la falda y chaqueta con sombrero y guantes blancos que lució Jackie Kennedy aquel fatídico.
UN VESTIDO POLÉMICO
Como pasa en nuestro país con la Reina Letizia, en Holanda con Máxima Zorreguieta y en el Reino Unido con Kate Middleton, en los años 60, los looks de Jackie Kennedy se analizaban con lupa. Todo el mundo quería saber dónde compraba la ropa la mujer más elegante de Estados Unidos y si no acertaba también se la criticaba.
La esposa de John Kennedy estaba sometida a mucha presión y el no ir bien vestida era un error que nadie le perdonaba. A pesar de que los diseños de Chanel le apasionaban, a la que fue primera dama, como le pasa a doña Letizia cada vez que se enfunda ropa de Carolina Herrera, Nina Ricci o Hugo Boss, se la criticaba por no apostar por el diseño nacional.
Por esa razón el traje rosa con el que apareció en la toma de posesión del vicepresidente Lyndon B. Johnson y el mismo que estaba manchado de la sangre de su marido tras morir asesinado en 1963 no era un diseño de la maison, sino de Chez Ninon, una boutique de Madison Avenue que confeccionaba la ropa con telas traídas de París.