MADRID, 21 Jun. (CHANCE) -
Cada vez queda menos para conocer la resolución del Caso Nóos. Tras tres años de instrucción el veremos si al final los juzgados de Palma de Mallorca mantienen la imputación de la Infanta Cristina en el caso, aunque todo apunta a que será así, aunque no la veremos sentada en el banquillo de los acusados.
La revista Vanity Fair ha entrevistado al fiscal que lleva el caso, y a dos de los abogados del bufete de Miquel Roca, Pau Molins y Jesús-María Silva, que lleva la defensa de la Infanta. Muy seguros en sus declaraciones explican que la hija de Don Juan Carlos I no se sentará en el banquillo de los acusados, "aunque el juez mantenga la imputación, si ni la Fiscalía ni la Abogacía del Estado presentan acusación, es muy difícil que se siente en el banquillo ya que se le aplicaría la llamada 'Doctrina Botín'", aunque matiza que "es difícil pero no imposible".
La infanta no está acusada solo de un delito contra la Hacienda Pública, también está imputada por blanqueo de capitales, una acusación donde no se aplicaría la 'Doctrina Botín' y que podría conducirla hasta el banquillo. "La tesis de la defensa es que doña Cristina desconocía el origen presuntamente ilícito de los fondos percibidos por Nóos y Aizoon, porque ella no gestionaba estas empresas y, por lo tanto, la imputación de blanqueo, sostenida únicamente por el juez Castro y por Manos Limpias, no puede prosperar", explica Molins a Vanity.
Con esta tesis el fiscal le reclamará a Doña Cristina la participación a título lucrativo, es decir, mantendrá la acusación de beneficiarse del resultado del presunto delito aunque desconociese de dónde provenían los fondos que empleó. Le pedirá que devuelva unos 600.000 euros, la mitad del dinero que Aizoon, ingresó de los contratos que Nóos firmó con los gobiernos de Baleares y Valencia.
A pesar de que al final sólo se le impute por un delito de blanqueo de capitales y , los amigos de la Infanta revelan a la conocida revista que su vida ya no volverá a ser la misma ahora que ha sido "abandonada por su familia" y que se siente "psicológicamente hundida".
Afirman que "hasta el caso Nóos, la vida de Cristina había estado tan protegida que le parecía imposible ser tratada como una más. Aquello dio paso a una fase en la que estuvo extremadamente enfadada. Y ahora, poco a poco, se resigna y asume su nueva situación, pero sin poder evitar una tristeza profunda y la decepción. Es más fácil navegar a través de esta complicada situación siendo hija de un rey que de un exrey. Y si a eso, además, le añades el hecho de que la nueva reina, Letizia, nunca ha sido partidaria de Cristina, su estatus es todavía más precario que antes de la abdicación. Cristina se siente abandonada y desprotegida".