MADRID, 30 Mar. (EUROPA PRESS) -
Una Semana Santa un tanto atípica pero no por ello menos especial. La Reina Sofía se ha dejado ver en diferentes actos celebrados en nuestro país durante estos días, y esta vez ha sido la protagonista del Viernes Santo de Madrid. Acompañada de su inseparable hermana, Irene de Grecia, y con el especial respaldo de su hija, la Infanta Cristina, se unieron para participar en la solemne procesión del Cristo de los Alabarderos, un evento de profunda tradición religiosa y cultural en la capital española.
La presencia de la madre del Rey Felipe VI y su hija no pasó desapercibida, ya que ambas fueron recibidas con calurosos aplausos y muestras de cariño por parte de los asistentes y seguidores de la Familia Real. Aunque si algó llamó la atención fue la complicidad que mostraron madre e hija, dejando ver la buena relación que les une.
El recorrido de la procesión transcurrió con momentos de recogimiento y participación activa por parte de doña Sofía y doña Cristina. Juntas, compartieron momentos de oración y devoción en la Iglesia Catedral de las Fuerzas Armadas, donde se unieron a las plegarias y rezaron un Padre Nuestro.
A medida que avanzaban por las calles de Madrid, madre e hija fueron aclamadas por los presentes, quienes expresaron su admiración con entusiastas gritos de "¡Viva la reina!" y "¡Viva España!", gestos que fueron respondidos con sonrisas y saludos. La complicidad y unión entre la Reina Sofía y la Infanta Cristina se manifestaron no solo mientras caminaban juntas, cogidas del brazo, sino también en sus gestos de cercanía con los ciudadanos que las rodeaban.
Durante el trayecto, tuvieron la oportunidad de conversar con miembros de la cofradía, escuchar saetas emocionantes interpretadas desde balcones cercanos y fotografiándose con admiradores que querían capturar este histórico encuentro. La Infanta Cristina, además, mostró su interés por grabar algunos momentos con su teléfono móvil, dejando a la vista una vez más la cercanía y similitud de la familia real con la sociedad actual.
Después de hacer una pausa en el emblemático restaurante 'Casa Ciriaco', donde fueron nuevamente aclamadas y elogiadas por su participación en la procesión, doña Sofía y doña Cristina regresaron al recorrido, recibiendo constantes muestras de afecto y admiración. Su presencia conjunta en este evento religioso y cultural destaca la importancia de la tradición en nuestro país y demuestra la unidad familiar en la vida de la realeza española.
Al concluir la jornada, la Reina Sofía, la Infanta Cristina e Irene de Grecia compartieron risas y anécdotas mientras se retiraban en un coche, siendo despedidas con cánticos y aplausos que resaltaron su cercanía con el pueblo español. La presencia y participación activa de la familia real deja una huella significativa en la memoria de quienes presenciaron esta emotiva celebración del Viernes Santo en Madrid.
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