La infanta Cristina, risas, complicidad y un 'accidente' en el último partido de Pablo Urdangarín

   MADRID, 25 Feb. (CHANCE) -

  Presumiendo una vez más de su faceta de madraza, y aprovechando un hueco en su apretada agenda profesional, la infanta Cristina ha viajado de Ginebra a Barcelona para apoyar a su hijo Pablo Urdangarín en su último partido con el Fraikin BM Granollers. El conjunto catalán se ha impuesto al Helvetia Asaitasuna por 36 a 31 con la aportación decisiva del nieto del Rey Juan Carlos, que se ha convertido con su juego y su entrega en uno de los jugadores más en forma del equipo.

  Acompañada por sus íntimos amigos Roberto Molina y su mujer, y por la novia del joven, Johanna Zott -que rivaliza con su 'suegra' por el título de mayor fan de su pareja y tampoco se pierde ninguno de sus compromisos- la hermana del Rey Felipe VI ha vuelto a mostrar su faceta más cercana y natural, derrochando confidencias con su 'nuera' mientras ambas animaban emocionadas, vibrando con cada una de las jugadas de Pablo.

  Antes de que el partido llegara a su fin, y a pesar de la maravillosa relación que mantiene con doña Cristina, Johanna abandonaba el pabellón con una mochila de gran tamaño conduciendo el coche de su novio, mientras la infanta esperaba hasta el final del encuentro para felicitar a su hijo por su victoria con un gran abrazo y un cariñoso beso, sin ocultar lo orgullosa que está de él.

  Una velada que a punto estuvo de terminar en susto, puesto que mientras la exmujer de Iñaki Urdangarín hacía una fotografía con su teléfono a Pablo y a su amigo, un hombre sufría un tropezón al subir las escaleras, apoyándose instintivamente en doña Cristina para no caerse. Dolorida, se señalaba el brazo con gesto de dolor, antes de reponerse para continuar ejerciendo de fotógrafa para el recuerdo, atender a sus seguidores, y abandonar el pabellón con una capucha para protegerse de la lluvia en compañía de su hijo.