MADRID, 19 May. (CHANCE) -
Desde que el pasado mes de noviembre saliese a la luz la noticia del matrimonio entre Meghan Markle y el Príncipe Harry, no se ha hablado de otra cosa... y además se ha convertido en el enlace más esperado del año.
El Príncipe Harry estaba muy emocionado desde que llegó al altar hasta que finalizó la ceremonia, parece que Meghan estaba menos nerviosa, quizás porque tiene ya muchas tablas, pero es que esta boda real la han visto en más de medio mundo, y eso... es normal que suponga mucha presión.
Aunque no era una boda de estado, ya que el Príncipe Harry es ahora mismo el sexto en la línea de sucesión, sí era una boda real, por lo que había muchos invitados a los que la novia no conocía, y probablemente el novio tampoco.
Por fin se han dado el 'sí quiero' y podrán ahora disfrutar de su luna de miel, la que además, pagó Meghan Markle, al igual que su vestido de novia diseñado por Givenchy. El círculo más cercano a la pareja asegura que la ex actriz estuvo muy nerviosa estos últimos días, y eso más el disgusto de que su padre no podría asistir a la boda la habrían hecho perder más de cuatro kilos.
La pareja se dio el tradicional beso a su salida de la Capilla de San Jorge, demostrando una vez más lo enamorados que están, algo que se pudo ver durante toda la ceremonia en las miradas de ambos.