MADRID, 12 Jul. (CHANCE) -
La Reina Letizia tiene un idilio con el color rojo que arrancó en la boda de Federico y Mary de Dinamarca. Era su presentación ante la realeza europea y aquel Lorenzo Caprile encorsetado con mangas con transparencias hizo que medio mundo se fijara en la que entonces era la futura Reina de España.
Hoy ya es Reina y siempre que quiere derrochar sofisticación apuesta por este tono. Y lo ha vuelto a hacer en la cena de gala que han ofrecido en su honor la Reina Isabel II y el Duque de Edimburgo durante el viaje por Reino Unido que están realizando y que acabará el viernes.
La Reina Letizia ha vuelto a confiar en Felipe Varela, su diseñador fetiche de los momentos más importantes y quien la vistió en la coronación y las comuniones de sus hijas la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía. El español ha diseñado para ella un elegantísimo vestido con escote off shoulder y corte en la cintura confeccionado con tul y seda bordado con hilo y cristal amapola, rubí y rosa.
El rojo es también el color que tiñó su vestido agabardinado de Burberry, un claro guiño a los ingleses, que lució esta misma tarde y completó con una cartera de Membur y salones de Prada, también era rojo el Stella McCartney con capa que llevó para el cumpleaños de Guillermo de Holanda, uno de los looks más espectaculares del año, hace unos meses.
LA IMPORTANCIA DE LAS JOYAS
Como manda la tradición, completó el look de gala con unos pendientes de brillantes y una tiara, pero no una cualquiera porque es la diadema de las flores de lis, como así se conoce a esta impresionante tiara, una de las favoritas de la Reina Sofía que Letizia usó por primera vez hace solo unos meses, para la visita de Mauricio Macri a nuestro país.
Obra de la joyería Ansorena, está creada con platino y diamantes, al gusto de Victoria Eugenia que encargó posteriormente a Cartier unas modificaciones de la original. Eso sí, siempre manteniendo su esencia, la de la flor de lis, el símbolo de los Borbones.