MADRID 28 Dic. (OTR/PRESS - Ana Isabel Jerónimo) -
Separados desde octubre de 2009 después de 20 años de matrimonio, Kyril de Bulgaria y Rosario Nadal han vuelto a ser vistos juntos en torno a los tres hijos que tienen en común: Mafalda, de 17 años, Olimpia, que acaba de cumplir 16, y Tassilo, que hará 10 en enero.
Los príncipes de Preslav llevaban casados una veintena de años cuando decidieron poner punto y final a su matrimonio, aunque, eso sí, sin intención alguna de solicitar el divorcio. Desde entonces, ambos han mantenido una relación cordial de amistad, básicamente, por el bien de los tres niños que les unen.
Sin embargo, él no tardó mucho en rehacer su vida sentimental pues, en 2010, comenzó una bonita historia de amor con la también española Cristina Tunón, una divorciada de 32 años y licenciada en Administración de Empresas.
No obstante, las cuestiones de protocolo también han incidido en que la expareja mantenga la cordialidad, ya que, dado que no están divorciados y seguir ostentando ella el título de princesa Preslav, deben acudir juntos a determinados eventos. Ejemplo de ello fue la boda de Victoria de Suecia el pasado junio de 2010.
Desde aquella ocasión no se les ha vuelto a ver juntos hasta estas navidades. Y es que, tal y como publica la revista 'Semana', ambos se han reunido en estas fechas con sus tres hijos, con los que almorzaron en un célebre restaurante del exclusivo barrio londinense de Chelsea, en el que los dos continúan residiendo.
Mientras sus hijos desprendían alegría, la expareja mostraba semblante serio y aparentemente malhumorados. Todo podría explicarse por los rumores que circulan en Londres, donde se dice que Kyril, de 47 años, le habría solicitado el divorcio a Rosario, de 43 años, para poder contraer matrimonio con Cristina, lo que no le habría hecho ninguna gracia a su ex.
Pero a pesar de la visible tensión entre la expareja, lo que de verdad sorprendió de este paseo familiar fue el 'look' de Rosario, que portaba un gorro de lana, bufanda y abrigo con unas chanclas poco apropiadas para un Londres cuyas temperaturas se sitúan bajo cero por esta época del año.