MADRID, 17 Mar. (CHANCE) -
Aída Nízar es el juguete roto de la audiencia. Ahora la metemos en Gran Hermano VIP, ahora la sacamos, mañana la repescamos y tres semanas después la expulsamos. Dios no estuvo de su parte tampoco en esta ocasión y la audiencia desvaneció su sueño de llegar hasta el final del concurso. A la abanderada del Adoro mi vida se le fue la cabeza del todo y entre otras gamberradas, defecó en el suelo del baño, babeó el vaso de la italiana... todos ellos actos con los que parecía morir, por segunda vez, pero matando. Lo que era una broma de Alyson, Elettra y Aylén se convirtió en venganza maloliente de la que adora su vida y ahora adora su caca. Poco podía hacer o decir su madre, María Ángeles, que parecía un tanto avergonzada con las últimas salidas del tiesto de la vallisoletana. Llegados a este escenario la defensa estaba muy cuesta arriba.
La puerta de GH se abrió por segunda vez, en esta entrega, para recibir a la Nízar. Alejandro y Toño Sanchís lo hicieron desde el suelo, aunque terminaron todos en el suelo, una metáfora gráfica del paso del bando enemigo por el concurso. Los estrategas y el acicate del VIP no optan al maletín que, al fin y al cabo, es lo que ansían. No pidió disculpas por su venganza de mal gusto y se dedicó a insultar a sus compañeros, por lo que la entrevista se fue a publicidad.
Era el momento de recordar los vídeos con el culo al aire y sus múltiples tiras y aflojas con la participante de Super Shore, incluido el vudú que tanto le duele a Aída. También hubo tiempo para la rebautizada 'Irma Zorriano'. Ha llegado a colmar la paciencia de la presentadora y por su culpa ha derramado lágrimas, convertidas en un ataque defensivo tras la advertencia de su marido, Mariano, durante la gala de los familiares. Las palabras 'perdón' y 'lo siento' no entran en el diccionario de la elegida de Dios. El termómetro reventó en plató cuando Mariano y Aída se enzarzaron en un cruce de ataques personales. Hay que aplaudir la profesionalidad de Jordi González, que, con un ojo cada vez menos visible, soportó con estoicidad las molestias del postoperatorio y de una Aída que nunca ha sido santo de su devoción.
UNA HORA SIN CÁMARAS Y DESPUÉS GLORIA
Acaso hay mejor manera de aliviar tensiones entre los amantes que dando rienda suelta a su pasión. Dicho y hecho... Cuando ni el propio Marco daba un duro por lo suyo con Aylén, el italiano pidió la hora sin cámaras. Resultado: el modelo italiano olvidó todas sus dudas. ¿Quién oyó los gemidos y se tuvo que ir a la cocina a comerse las uñas (literal) mientras los eternos 60 minutos pasaban? Alyson. Ella niega lo inevitable, pero lo cierto es que la estadounidense siente y padece por su 'amigo' y sufre a su novia celosa que entró en la casa para terminar con la buena onda que había entre ambos. La colaboradora televisiva no hace otra cosa que ganar adeptos y apoyos fuera y se perfila como una de las potenciales finalistas de la quinta edición.
SIN INTÉRPRETES, COMPLICADO
Antonio y Manuel, los gemelos de Big Brother Brasil, no hablan ni una palabra de español. Mentimos, 'sí' lo dicen aunque quieran decir lo contrario. La comunicación entre Jordi González, convaleciente de una operación de desprendimiento de retina, El Súper y los hermanos fue complicada, mejor dicho, nula porque los jóvenes se enteraban como podían de las órdenes que recibían desde la casa y desde el plató. El primero en entrar fue Antonio, que lleva un tatuaje en la muñera, señal que deberá esconder para no dar pistas a los habitantes. Al reality le pirra jugar al despiste y a los gemelos brasileños se les mandó la misión de hacer creer que son un solo invitado. No sabemos a lo que estarán acostumbrados en su país, pero a los jóvenes la idea no pareció entusiasmarles demasiado. Antonio, el verdadero, llegó a echarse un sueñecito en el confesionario mientras esperaba el regreso de Manuel para hacer el relevo. Al final de la gala, los concursantes entraron en el confesionario donde pudieron comprobar que Antonio son dos.
PRUEBA SEMANAL Y NOMINACIONES
La prueba semanal fue una coreografía con el tema Chained The Rhythm de Katy Perry de fondo. Con un Marco como estrella del baile entregadísimo y con el resto de sus compañeras dejándose el resto, aunque la entrada de Aylén antes de tiempo desluciera un tanto el trabajo del resto. En esta ocasión, el privilegio de vetar a un compañero fue para la estadounidense. La persona elegida, Aylén, no podía nominar, pero sí podía ser nominada. Más leña al fuego. Se avecinaba otra noche calentita entre las archienemigas.
En la casa quedan seis participantes - Daniela Blume, Aylén y Marco nominados para abandonar la semana que viene - y la buena sintonía es común a todos, por lo que las nominaciones fueron las más complicadas hasta la fecha. Ya no valen amistades, sintonías o enemistades, ahora lo que cuenta es la estrategia porque la final está a la vuelta de la esquina.