MADRID, 29 Mar. (CHANCE) -
Muchas han sido las veces que durante esta edición hemos oído a los compañeros de María Jesús Ruiz recriminar que vaya al confesionario a hablar de ellos o de cómo se siente dentro de la casa. Resulta bastante llamativo que los concursantes no sepan que el confesionario es la esencia principal del concurso, donde los personajes que conviven en la casa dicen que lo que no se atreven a decir a fuera, donde lloran, donde se ríen o donde confiesan sus mayores secretos.
La gran mayoría de los concursantes de esta edición están haciendo ganadora indiscutible a María Jesús Ruiz. Se han metido con ella hasta la saciedad, le han hecho el vacío, se han burlado de ella y pretenden que la concursante no utilice el confesionario para hablar de ellos ni para hacerse la víctima. Lo que no se dan cuenta es que con esos comportamientos tan infantiles son ellos los que invitan a la de Andújar que el confesionario sea el único sitio donde ella pueda hablar de todo lo que la ocurre dentro de la casa.
Sin quererlo, han hecho al confesionario de Gran Hermano un personaje más, hasta incluso un concursante más, de esta edición. Han repetido hasta la saciedad durante estas semanas el uso que hace su compañera de concurso del confesionario. Y es que le atacan porque saben que es el mejor amigo de María Jesús y porque es la ventana directa con el público, el miso que ha decidido semana tras semana que la de Andújar sea finalista.
Y es que lo cierto es, que los propios concursantes, como Kiko Rivera, Sofía Suescun, demuestran no tener ningún tipo de inteligencia. María Jesús ha sido la concursante que se ha cargado a sus amigos, los mismo que la atacaban con el aburrido argumento de que se victimiza en el confesionario. Si fuesen un poco más ágiles mentalmente se darían cuenta de que el confesionario es un habitáculo más de la casa que sirve para conocer de forma personal al concursante. La única compañía que tiene la concursante es la voz del súper entre las cuatro paredes del confesionario, y sin duda lo está exprimiendo al máximo.
El confesionario se ha convertido en un personaje más de este reality y sin duda, estos días ha estado más vivo que nunca. Los concursantes deberían pensar que la audiencia es la mera justicia del programa y no se deberían de meter con el habitáculo que define a la perfección cómo son en realidad cada uno de ellos.