MADRID, 22 Ene. (CHANCE) -
El documental de Julián Muñoz está hablando mucho de qué hablar, sobre todo por lo sincero que se está mostrando respecto a su relación con Isabel Pantoja y todo lo que vivió con ella durante esos maravillosos años que acabaron en lo que nunca hubiesen imaginado.
En este recorrido del 'Caso Malaya', Julián ha recordado su infancia también: “Yo nací en un pueblo de Ávila, al cual tengo mucho cariño. Mis padres eran personas de pueblo, tenían un bar, una tienda de ultramarinos. Ellos entendieron que sus hijos tenían que estudiar y empecé a estudiar enfermería” y cómo no, también como conoció a Mayte Zaldivar.
Sobre cómo empezó a relacionarse con Mayte, el exalcalde ha contado que: “Yo vivía en los apartamentos Galileo y por las noches me bajaba con el conserje y hablaba con él. Pasó una mujer de diez, era un espectáculo de mujer. Allí conocí a Mayte, yo vivía en el apartamento 602 y ella en el 205, yo me enamoré de Mayte”.
Una pareja de lo más humilde, sin vistas a ser nada ni nadie, pero que con sueños. Julián ha detallado cómo fueron esos primeros años en Marbella: “Me vine a Marbella, alquilamos un apartamento en la Alameda. Vendí un coche y pagué la fianza y el mes, a trabajar a un bar, doce o catorce horas y Mayte estuvo limpiando casas. Yo ganaba 39.000 pesetas, trabajaba más horas que un sereno".
Pronto se da cuenta de uno de los servicios que falta en Marbella, bares para trabajadores y entonces... a Julián se le encendió la bombilla: "Me voy un día al puerto y en la calle de atrás me veo un montón de locales vacíos y llego a casa y le digo a Mayte ‘vamos a montar un restaurante en el Puerto Banus para los trabajadores’”.
El fin de la tranquilidad comenzó la noche que conoció a Jesús Gil, ese día firmó su sentencia, a pesar de que todavía quedaban muchos años de falsa felicidad: “Una noche había una mesa enorme, entre ellos Jesús Gil. Yo he sido toda la vida del real Madrid y me dicen ‘está sentado Jesús Gil’ y dije yi ‘a mí que me importa’, al final salí, le estuve saludando y decide montar una reunión con empresarios de marbella para sacar este pueblo adelante y dije ‘qué pierdo yo por ir a escuchar a este hombre’".
A partir de ese momento Julián Muñoz se convierte en uno de los hombres de Gil y desde entonces la historia ya la conocemos: "Era un proyecto fascinante y a mi me entusiasmó. Y ya se fundó el clan. Jesús Gil venía tieso, canino. Teníamos una fotocopiadora, el despacho de él y poco más”.