MADRID, 10 Ene. (CHANCE) -
101 días fueron suficientes para que Kiko Hernández se metiera a España en el bolsillo. No ganó la tercera edición de Gran Hermano, cuyo maletín recayó en manos de Javito, pero se llevó el mejor premio: una carrera el televisión de la que pocos concursantes, salvo Marta López, puede presumir.
El pistoletazo de salida de esta edición fue un 4 de abril de 2002, aunque sin duda, esta tercera temporada del concurso será recordada por muchos fans del reality show por ser la primera en la que la archiconocida Mercedes Milá no se ponía al frente de la conducción del programa sino que lo hacía Pepe Navarro (y sus inconfundibles tazas).
La casa, que por primera vez contó con una cuadra con siete carneros, fue también testigo de la historia de amor ¡y del primer edredoning de la historia! entre el que fuera agente inmobiliario y Patricia Ledesma, la sevillana estudiante de empresariales de la que se enamoró perdidamente.
"No me gusta la palabra enamorar, pero sí estoy enamorado de ti", le confesaba el colaborador de Sálvame a su chica una noche en la cama.
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Y fue precisamente por su relación con Patricia, que quedó segunda, por lo que se ganó la antipatía con Raquel Morillas, enemiga acérrima de su chica y con quien tuvo varios desencuentros que pagó con ocho nominaciones, las mismas que fue salvado por la audiencia.
Se ganó el cariño del público a pulso: preciosas escenas de amor con Patricia y la primera hora sin cámaras en la suite e incluso se comió las galletas de los conejos.
Será este domingo 10 de enero cuando Kiko Hernández vuelva a la casa de Guadalix de la Sierra en la que empezó todo, pero esta vez no será concursante y lo hará como invitado en la cuarta edición de Gran Hermano VIP. Eso sí, no dudamos que los recuerdos le inunden la mente al volver tras casi 14 años a la casa más famosa de la televisión de España.