MADRID, 16 Ene. (CHANCE) -
Tras varias semanas de promoción, por fin llega esta noche la segunda entrega de Los nuestros, la miniserie de Telecinco en la que en tres capítulos cede todo el protagonismo a los miembros del Ejército de nuestro país destinados en diferentes conflictos.
Si en la primera parte de la serie los encargados de meterse en el papel de los soldados del Ejército de Tierra fueron Blanca Suárez y Hugo Silva, en esta segunda, Paula Echevarría encarna a la sargento Martina Ibáñez, integrante de la Brigada Paracaidista, y Rodolfo Sancho es quien interpreta al agente del CNI Carlos Román.
Como ha reconocido en varias ocasiones la ex de David Bustamente, este rodaje ha sido uno de los más duros de los que ha realizado en su dilatada trayectoria profesional, debido a las constantes escenas de acción que le exige el guión y los más de 20 kilos que tenía que sostener cuando llevaba puesto el uniforme: "Fue durísimo, pero divertidísimo".
El personaje de Paula se introduce en una arriesgada misión en Siria en la que se ve obligada a ofrecerse voluntaria para infiltrarse de civil. Desde el primer momento, la intérprete se ha tomado su papel muy en serio llegando incluso a participar en la elección de su vestuario, "Está muy bien cuando te marcan una pautas del personaje, pero también con lo que tú te sientas cómoda. Tienes que sentirte también tú identificada, pero no como Paula, sino con el concepto que tú tienes de Martina", contaba Paula en el vídeo colgado en el portal de Medidaset, Mtmad.
Sin embargo, con el uniforme de militar, la actriz tuvo algún que otro inconveniente: "La primera toma de contacto fue horrible porque no sabía ni por dónde empezar. El primer día tarde una hora en ponerme una de las botas, me liaba con los cordones. Necesité días de quita y pon para coger soltura".
A pesar de las dificultades que tuvo con el pesado uniforme, en alguna ocasión necesitó ayuda para poder levantarse, no ha sido lo que más le ha costado llevar durante el rodaje. Durante el vídeo reconoce que la primera vez que se puso el niqad se notó "como si fuera invisible. Ahí debajo podría estar yo o cualquiera" y añadía que "es muy agobiante".
Un rodaje que como reconocía la actriz le resulto muy duro pero que en su interior pensaba constantemente que no quería que se acabara y que, a día de hoy, recuerda con nostalgia.