MADRID, 18 Jun. (CHANCE) -
Vivimos en una sociedad complicada, en la que a la mínima somos juzgados por nuestro comportamiento, vestimenta o forma de hablar. Las redes sociales y los medios de comunicación pueden hacer igual de mal que bien y, en el caso de los famosos, pueden llegar a dañar profundamente sus vidas. Algo que nos parece tan normal como que una actriz ha cogido depresión porque han criticado su cuerpo en su última película no es tan complicado de llevar a la vida real. Hay jóvenes que son criticados por amigos y desconocidos por la forma de sus cuerpos, los hay que tienen miedo a actuar como realmente son por ser rechazados, hay adultos que no son capaces de enfrentarse a comentarios negativos sobre ellos sin pasar por periodos de disconformidad con uno mismo... Famosos y personas de a pie no son tan diferentes unos de otros, todos son humanos. La instructora y coach de Úrsula Calvo Center, Claudia Rodríguez Calvo, ha analizado como los humanos tenemos la capacidad de olvidar con rapidez los comentarios positivos pero torturarnos durante años, e incluso meses, por culpa de comentarios malintencionados.
"Existen actores que alcanzan niveles elevados de identificación con su personaje, y llegan a padecer de los mismos males. Esto mismo nos ocurre al resto de seres humanos cuando nos identificamos con el personaje que nos susurra continuamente en la cabeza, y no sólo no cobramos por ello, sino que lo pagamos caro", explica Claudia Rodríguez.
LAS CONSECUENCIAS DE LA FAMA
"En el caso de los celebrities, pueden darse distintas combinaciones de miedo: a la crítica, al juicio, a no ser lo suficientemente buenos... Principalmente cuando el cambio es rápido y brusco, como es el caso de muchos de los actores de Juego de Tronos, el diálogo se acentúa. Detecta muchas amenazas y el malestar se sale de lo habitual. ¿Y si ocurre algo terrible que me hace caer en picado?, ¿Voy a ser una persona famosa siempre?", dice la coach. Y es que, como bien menciona en su reflexión, son muchos los actores de Juego de Tronos que se han visto abordados por la fama y no han sabido como hacerle frente.
En recientes entrevistas realizadas para la promoción final de Juego de Tronos, la actriz Sophie Turner, que da vida a Sansa Stark, habló de como la fama y los comentarios de la gente había afectado a su vida privada: "Simplemente, empecé a creérmelo. Me decía a mí misma, 'Sí, tengo granos. Estoy gorda. Soy una mala actriz'. Me lo creía. Le decía al equipo de vestuario que me apretaran el corsé", explicó Turner en una entrevista para el Show de Dr. Phil.
Sophie Turner entró en depresión con tan solo diecisiete años y aún se enfrenta a los estragos de esta enfermedad. La actriz incluso llegó a intentar suicidarse: "Solía pensar mucho en el suicidio. La verdad es que no sé por qué. Quizá solo sea una fascinación extraña que solía tener, pero sí, lo pensaba, explicó en el mismo programa.
Al igual que ella, su compañera de reparto, Maisie Williams, tuvo que enfrentarse desde los doce años a miles de comentarios que criticaban tanto a su personaje, Arya Stark, como a ella misma como persona y actriz. "Pasé una larga temporada en la que me decía a mí misma cada día que me odiaba. Llegue hasta el punto de estar hablando con mis amigos mientras mi mente no dejaba de darle vuelta a todas las estupideces que podía haber dicho en mi vida", contó la actriz en una entrevista en el podcast radiofónico Happy Place.
Claudia Rodríguez explica que los malos comentarios, que tienden a no ser ciertos, tiene la fuerza de introducirse en nosotros y negarse a irse: "Nunca creemos ser lo suficientemente nada. El diálogo mental que tiene lugar durante toda la etapa de vigilia nos bombardea y confunde. Hay voces que susurran frases empoderadoras, y otras que boicotean nuestros propósitos. Ninguna de esas voces son la realidad, pero las malas decidimos creérnoslas a ciegas, porque ni siquiera nos damos cuenta de que tenemos opción".
EL MIEDO AL CAMBIO
Además, nuestro afán por la comparación constante con todo el que nos rodea, nos aleja aun más de la comprensión. "Bajo los ojos juzgones de nuestro diálogo interno, nunca nada será suficiente. En ocasiones nos da una pequeña palmadita en la espalda, pero seguida de un 'Cuidado, ¡corres el riesgo de perder todo lo que has conseguido!'", explica la coach.
Esos mismos pensamientos son los que llevaron al actor Kit Harington a vivir constantemente en un estado de estrés y ansiedad que solo podía paliar recurriendo al alcohol. El actor se sentía presionado por el protagonismo que había adquirido su personaje, John Snow, en la serie, y no sabía cómo lidiar con ello, llegando incluso a acudir a terapia. "También tenemos miedo al cambio, un cambio que, en mayor o menor medida, es inevitable. Y, en caso de no serlo, también tendríamos miedo a quedarnos estancados", explica Claudia Rodríguez.
Con la finalización de la famosa serie, el actor ha tomado la decisión de internarse voluntariamente en un centro de rehabilitación para poder recibir ayuda y poner fin a sus problemas, un ejemplo noble y valiente que tiene que ser tenido en cuenta, explica Claudia Rodríguez: "Creo que Kit Harington ha tomado una decisión muy sabia tomando cartas en este asunto, explorando herramientas tan maravillosas y poderosas como la meditación, y empezando a mirar 'dentro'. Con su ejemplo, puede ayudar a otras muchas personas a detectar el miedo que en ellas habita, a reconocer y aceptar su humanidad y vulnerabilidad, y a coger las riendas de su vida partiendo del autodescubrimiento".