MADRID, 29 Ene. (EUROPA PRESS) -
Las fuerzas de marea y una vigorosa actividad estelar podrían ser, positivos para las posibilidades de vida en ciertos planetas en órbita alrededor de estrellas de masa baja. Así lo determina un estudio elaborado por astrónomos de la Universidad de Washington.
Este trabajo, publicado en 'Astrobiology', afirma que las dos fuerzas podrían combinarse para transformar minineptunos inhabitables --grandes planetas en órbitas alejadas de su estrella con núcleos sólidos y gruesas atmósferas de hidrógeno-- en planetas más cercanos, libres de gas y potencialmente habitables.
Los minineptunos típicamente se forman lejos de su estrella progenitora, con moléculas de hielo que se unen con hidrógeno y helio gaseosos en grandes cantidades para formar núcleos helados/rocosos rodeados por atmósferas gaseosas masivas.
"Inicialmente son mundos muy fríos e inhóspitos. Pero los planetas no tienen por qué permanecer siempre en el mismo sitio. Junto con otros procesos, las fuerzas de marea pueden inducir a la migración de planetas hacia el interior", ha explicado uno de los autores principales, Rodrigo Luger.
Este proceso puede llevar minineptunos hacia la zona habitable de su estrella, donde están expuestos a niveles mucho más altos de rayos X y radiación ultravioleta.
Esto a su vez puede conducir a la rápida pérdida de gases atmosféricos al espacio, quedando a veces un mundo sin hidrógeno, rocoso, precisamente en la zona habitable. "Planetas así es probable que tengan mucha agua en la superficie, dado que su núcleo es rico en hielo de agua. Una vez en la zona habitable, este hielo puede fundirse y formar océanos", quizás conduciendo a la aparición de la vida, ha apuntado Luger.
Los expertos que están llevando a cabo esta investigación continúan con ella para buscar nuevas propiedades y determinar definitivamente si estos planetas llegarán a ser verdaderamente habitables. Y es que, los científicos apuntan que hay muchas otras condiciones que se deberían de dar para que el mundo desarrollara vida, empezando por el desarrollo de un ambiente adecuado para ello.
Otro sería el tiempo en el que se forma. Si la pérdida de hidrógeno y helio es demasiado lenta, prevalecería una envoltura gaseosa por lo que nunca llegaría a ser un planeta rocoso, como la Tierra. Del mismo modo, si el mundo pierde hidrógeno demasiado rápido, podría dar lugar a un estado de efecto invernadero desbocado, perdiendo toda su agua en el espacio.
"La conclusión es que este proceso de la transformación de un minineptuno en un mundo parecido a la Tierra podría ser una vía para la formación de mundos habitables alrededor de estrellas enanas M, pero hay que estudiar bien los pasos que se han de dar en este proceso", ha concluido el investigador.
@CIENCIAPLUS