Ilustración artística del espeso toro de polvo que se cree rodea los agujeros negros supermasivos y sus discos de acreción. - DURHAM UNIVERSITY
MADRID, 6 Nov. (EUROPA PRESS) -
Los cuásares, objetos extremadamente brillantes impulsados por agujeros negros supermasivos, a veces pueden quedar ocultos por densas nubes de gas y polvo de sus galaxias anfitrionas.
Este hallazgo publicado en la revista 'Monthly Notices of the Royal Astronomical Society' cuestiona la idea predominante de que los cuásares sólo quedan ocultos por anillos de polvo en forma de donut en las proximidades del agujero negro.
Los cuásares son objetos extremadamente brillantes alimentados por agujeros negros que devoran el material circundante. Su potente radiación puede quedar bloqueada si se interponen nubes espesas entre nosotros y el cuásar.
Durante mucho tiempo, los astrónomos han pensado que este material que oscurece sólo existe en el entorno inmediato del cuásar, en un 'anillo polvoriento' (o donut) que lo rodea. Ahora, un equipo de científicos dirigido por la Universidad de Durham (Reino Unido) ha hallado pruebas de que, en algunos cuásares, el oscurecimiento está causado en su totalidad por la galaxia anfitriona en la que reside el cuásar.
Utilizando el Atacama Large Millimeter Array (ALMA) en Chile, observaron una muestra de cuásares muy polvorientos con intensas tasas de formación estelar y descubrieron que muchos de estos cuásares viven en galaxias muy compactas, conocidas como "galaxias con brotes estelares", de no más de 3.000 años luz de diámetro.
Estas galaxias con brotes estelares pueden formar más de 1.000 estrellas como el Sol al año. Para formar un número tan elevado de estrellas, la galaxia necesita una enorme cantidad de gas y polvo, que son esencialmente los componentes básicos de las estrellas.
En este tipo de galaxias, las nubes de gas y polvo levantadas por la rápida formación estelar pueden amontonarse y ocultar por completo el cuásar.
La autora principal del estudio, Carolina Andonie, estudiante de doctorado en el Centro de Astronomía Extragaláctica de la Universidad de Durham, explica que "es como si el cuásar estuviera enterrado en su galaxia anfitriona. En algunos casos, la galaxia circundante está tan llena de gas y polvo que ni siquiera los rayos X pueden escapar".
"Siempre habíamos pensado que lo único que ocultaba el cuásar era el polvo que rodea al agujero negro --señala--. Ahora nos damos cuenta de que toda la galaxia puede participar. Este fenómeno sólo parece producirse cuando el cuásar experimenta un intenso crecimiento".
El equipo estima que en aproximadamente el 10-30% de los cuásares de formación estelar muy rápida, la galaxia anfitriona es la única responsable de oscurecer el cuásar.
Los resultados aportan nuevos conocimientos sobre la relación entre el crecimiento de las galaxias y la actividad de los agujeros negros.
Los cuásares oscurecidos pueden representar una etapa evolutiva temprana, en la que las galaxias jóvenes son ricas en gas frío y polvo, lo que alimenta altas tasas de formación estelar y crecimiento de agujeros negros.
Según el profesor David Alexander, de la Universidad de Durham y coautor del estudio, "se trata de una fase de la evolución turbulenta y desordenada, en la que el gas y las estrellas colisionan y se agrupan en el centro de la galaxia. La lucha por el alimento cósmico envuelve al cuásar 'bebé' en su capullo de polvo".
Desvelar estos cuásares enterrados ayudará a los científicos a comprender la conexión entre las galaxias y los agujeros negros supermasivos que se encuentran en su corazón, concluyen los investigadores.