Nebulosa RCW 7 - ESA/HUBBLE & NASA, J. TAN (CHAL
MADRID, 28 Jun. (EUROPA PRESS) -
Esta imagen del telescopio espacial Hubble de la NASA/ESA presenta una colección de gas y polvo interestelares visualmente impactante.
Se trata de la nebulosa denominada RCW 7, que se encuentra a poco más de 5.300 años luz de la Tierra, en la constelación de Puppis.
Las nebulosas son áreas ricas en la materia prima necesaria para formar nuevas estrellas. Bajo la influencia de la gravedad, partes de estas nubes moleculares colapsan hasta que se fusionan en estrellas muy jóvenes en desarrollo, llamadas protoestrellas, que aún están rodeadas por discos giratorios de gas y polvo sobrantes. Las protoestrellas que se forman en RCW 7 son particularmente masivas y emiten una radiación fuertemente ionizante y vientos estelares feroces que transformaron la nebulosa en una región H II, informa la NASA.
Las regiones H II están llenas de iones de hidrógeno: H I se refiere a un átomo de hidrógeno normal, mientras que H II es hidrógeno que perdió su electrón y se convirtió en un ion. La radiación ultravioleta de las protoestrellas masivas excita el hidrógeno en la nebulosa, lo que hace que emita luz que le da a esta nebulosa su suave brillo rosado.
Los datos del Hubble que aparecen en esta imagen proceden del estudio de un sistema binario protoestelar particularmente masivo llamado IRAS 07299-1651, que todavía se encuentra en su brillante capullo de gas en las nubes que se enroscan hacia la parte superior de la imagen. Para exponer esta estrella y sus hermanas, los astrónomos utilizaron la Wide Field Camera 3 del Hubble en luz infrarroja cercana.
Las protoestrellas masivas de esta imagen son más brillantes en luz ultravioleta, pero también emiten mucha luz infrarroja. La longitud de onda más larga de la luz infrarroja le permite atravesar gran parte del gas y el polvo de la nube, lo que permite al Hubble capturarla. Muchas de las estrellas que parecen más grandes en esta imagen son estrellas en primer plano que no forman parte de la nebulosa. En cambio, se encuentran entre la nebulosa y nuestro sistema solar.
La creación de una región H II marca el principio del fin de una nube molecular como RCW 7. En tan solo unos pocos millones de años, la radiación y los vientos de las estrellas masivas dispersarán gradualmente el gas de la nebulosa, más aún cuando las estrellas más masivas lleguen al final de sus vidas en explosiones de supernovas. Las nuevas estrellas en esta nebulosa incorporarán sólo una fracción del gas de la nebulosa, el resto se esparcirá por toda la galaxia para eventualmente formar nuevas nubes moleculares.