MADRID, 17 May. (EUROPA PRESS) -
Algunas de las estrellas más antiguas de nuestra galaxia han sido datadas con precisión sin precedentes al combinar datos de sus oscilaciones con información sobre su composición química.
El equipo, dirigido por investigadores de la Universidad de Birmingham, en Reino Unido, estudió un centenar de estrellas gigantes rojas y pudo determinar que algunas de ellas formaban parte originalmente de una galaxia satélite llamada Gaia-Enceladus, que colisionó con la Vía Láctea al principio de su historia.
Los resultados, publicados en la revista Nature Astronomy, revelaron que el grupo de estrellas analizadas tienen todas ellas edades similares, o son ligeramente más jóvenes que la mayoría de las estrellas conocidas que comenzaron su vida dentro de la Vía Láctea. Esto corrobora las teorías existentes que sugieren que la Vía Láctea ya había empezado a formar una fracción significativa de sus estrellas cuando se produjo la fusión con Gaia-Enceladus, también conocida como la Salchicha de Gaia.
En el momento de la colisión, la Vía Láctea ya estaba formando estrellas de forma eficiente, la mayoría de las cuales residen ahora dentro de su disco grueso, una de las dos estructuras en forma de disco que componen la Galaxia.
Josefina Montalbán, autora principal del trabajo, explica que "la composición química, la ubicación y el movimiento de las estrellas que podemos observar hoy en día en la Vía Láctea contienen una valiosa información sobre su origen. A medida que aumentemos nuestros conocimientos sobre cómo y cuándo se formaron estas estrellas, podremos empezar a entender mejor cómo la fusión de Gaia-Enceladus con la Vía Láctea afectó a la evolución de nuestra Galaxia", añade en un comunicado.
Para realizar los cálculos, el equipo utilizó datos de astrosismología del satélite Kepler en combinación con datos de los instrumentos Gaia y APOGEE. Los tres están preparados para recoger datos que ayuden a los científicos a cartografiar y caracterizar las estrellas de la Vía Láctea.
La astrosismología es una técnica relativamente nueva que mide las frecuencias y amplitudes relativas de los modos naturales de oscilación de las estrellas. Esto permite a los científicos reunir información sobre el tamaño y la estructura interna de la estrella, lo que permite hacer estimaciones precisas de su edad.
En esta investigación, el equipo utilizó información sobre los modos de oscilación individuales de cada estrella, en lugar de las propiedades promediadas de sus pulsaciones. También pudieron usar la astrosimología en combinación con la espectroscopia, que permite medir la composición química de las estrellas.
El coautor, el profesor Andrea Miglio, de la Universidad de Bolonia, en Italia, resalta que han demostrado "el enorme potencial de la astrosismología en combinación con la espectroscopia para obtener edades relativas precisas y exactas de estrellas individuales muy antiguas. En conjunto --prosigue--, estas mediciones contribuyen a afinar nuestra visión de los primeros años de nuestra Galaxia y prometen un futuro brillante para la arqueoastronomía galáctica".