SANTA CRUZ DE TENERIFE, 1 Sep. (EUROPA PRESS) -
Un experimento numérico realizado por dos investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), Daniel Nóbrega Siverio y Fernando Moreno Insertis, ha permitido demostrar por primera vez cómo una de las estructuras más abundantes de la atmósfera solar, los puntos brillantes coronales, pueden formarse y adquirir energía mediante la acción de la granulación solar.
El IAC informa en una nota de que cuando se observa el Sol desde el espacio con detectores de rayos X o de ultravioleta extremo, se descubre que su atmósfera está repleta de puntos brillantes, tanto en épocas solares 'activas', en las que se observa un gran número de manchas solares, como en épocas más tranquilas.
Así, cuando se inspeccionan en detalle, se encuentra que dichos puntos brillantes coronales (CBP, por sus siglas en inglés) consisten en conjuntos de arcos magnéticos que emiten enormes cantidades de energía durante horas e incluso días, probablemente mediante un proceso conocido como reconexión magnética.
Hasta ahora, los modelos de CBP existentes eran muy simplificados y no tenían en cuenta aspectos cruciales de la física del Sol, como la energización de las estructuras magnéticas por medio de los gránulos solares.
En un trabajo publicado recientemente en la prestigiosa revista 'Astrophysical Journal Letters', Daniel Nóbrega Siverio y Fernando Moreno Insertis, astrofísicos del IAC, han estudiado estos puntos brillantes usando un código numérico de última generación, el código Bifrost.
Este código permite modelar el Sol con el realismo necesario para incluir procesos convectivos y radiactivos que influyen de forma fundamental en el calentamiento de la atmósfera solar.
Con su modelo, estos investigadores demuestran por primera vez que la acción de la granulación solar en una estructura magnética del tipo que se espera en muchos CBP da lugar a arcos calientes y brillantes, pudiendo explicar así diferentes rasgos observados con misiones espaciales solares desde hace décadas.
El artículo incluye también predicciones de cómo son las zonas frías debajo de un CBP y de su estructura a pequeña escala que no han sido abordados todavía desde el punto de vista observacional y que necesitarán de datos de altísima resolución, como los del Telescopio Solar Sueco (SST), en La Palma, y los de la reciente misión espacial Solar Orbiter, para poder confirmarse.
Este trabajo ha requerido miles de horas de cálculo en dos de las instalaciones de supercomputación más avanzadas de Europa: Betzy (en Noruega) y MareNostrum (en España) y se engloba dentro del proyecto Whole Sun, un programa financiado por el Consejo de Investigación Europeo y del que el IAC forma parte junto con otras cuatro instituciones europeas.