MADRID, 28 Abr. (EUROPA PRESS) -
Astrónomos han encontrado una explicación alternativa para una misteriosa señal de rayos gamma proveniente del centro de la galaxia, que durante mucho tiempo se afirmó como una firma de materia oscura.
Los rayos gamma son la forma de radiación electromagnética con la longitud de onda más corta y la energía más alta.
El coautor del estudio, el profesor asociado Roland Crocker, de la Universidad Nacional de Australia (ANU), dijo que esta señal particular de rayos gamma, conocida como 'Exceso del Centro Galáctico', en realidad puede provenir de un tipo específico de estrella de neutrones que gira rápidamente, los restos estelares súper densos de algunas estrellas mucho más masiva que nuestro sol.
El Exceso del Centro Galáctico es una concentración inesperada de rayos gamma que emergen del centro de nuestra galaxia y que ha desconcertado a los astrónomos durante mucho tiempo.
"Nuestro trabajo no arroja ninguna duda sobre la existencia de la señal, pero ofrece otra fuente potencial", dijo el profesor asociado Crocker.
"Se basa en púlsares de milisegundos, estrellas de neutrones que giran muy rápido, alrededor de 100 veces por segundo. Los científicos han detectado previamente emisiones de rayos gamma de púlsares de milisegundos individuales en la vecindad del sistema solar, por lo que sabemos que estos objetos emiten rayos gamma. Nuestro modelo demuestra que la emisión integrada de una población completa de tales estrellas, alrededor de 100.000 en número, produciría una señal totalmente compatible con el Exceso del Centro Galáctico".
El descubrimiento puede significar que los científicos tengan que repensar dónde buscan pistas sobre la materia oscura.
"La naturaleza de la materia oscura es completamente desconocida, por lo que cualquier pista potencial genera mucho entusiasmo", dijo el profesor asociado Crocker.
"Pero nuestros resultados apuntan a otra fuente importante de producción de rayos gamma. Por ejemplo, la señal de rayos gamma de Andrómeda, la siguiente gran galaxia más cercana a la nuestra, puede deberse principalmente a púlsares de milisegundos".
El estudiante de maestría de ANU, Anuj Gautam, dirigió la investigación, en la que también participaron científicos de la Academia de las Fuerzas de Defensa de Australia, la Universidad de Canterbury y la Universidad de Tokio.
La investigación ha sido publicada en Nature Astronomy.