MADRID, 10 Ene. (EUROPA PRESS) -
El profesor de la Universidad de Calvin, Larry Molnar y sus estudiantes, junto con colegas del Observatorio de Apache Point (Karen Kinemuchi) y de la Universidad de Wyoming (Henry Kobulnicky), han predicho que una gran explosión en 2022 cambiará el aspecto del cielo de forma visible.
Esta predicción, que Molnar realizó de forma teórica en 2015 se está cumpliendo en la realidad, según informa la institución. Concretamente, se trata de una estrella binaria (dos estrellas orbitando entre sí) que está monitoreando se fundirán en 2022, lo que hará que, durante más o menos un año, la estrella formada aumente su brillo 10.000 veces, convirtiéndose en una de las estrellas más brillantes en los cielos por un tiempo. De este modo, será visible como parte de la constelación del Cisne, y añadirá una estrella al patrón estelar reconocible de la Cruz del Norte.
"Hay una posibilidad en un millón de que se puede predecir una explosión", señala Molnar. Además, el profesor de Ciencias y Artes de la Comunicación de Calvin, Sam Smartt, está produciendo un documental sobre la naturaleza del descubrimiento científico, el desarrollo de investigadores universitarios y el poder de la "pequeña ciencia".
Molnar comenzó a monitorear la estrella conocida como KIC 9832227 en 2013. Asistía a una conferencia de Astronomía cuando su colega Karen Kinemuchi presentó su estudio de los cambios de brillo de la estrella, que concluyó con una pregunta: ¿Es pulsante o binaria?. En la misma conferencia, se encontraba el entonces alumno de Calvin, Daniel Van Noord, asistente de Molnar, que se tomó la pregunta como un desafío personal y comenzó a observarla.
"Miró cómo el color de la estrella estaba correlacionado con el brillo y determinó que era definitivamente un binario", explica Molnar. De hecho, según explica, descubrió que en realidad era una estrella binaria de contacto, porque ambas comparten una atmósfera común.
"A partir de ahí, Dan determinó un período orbital preciso a partir de los datos de satélite de Kepler de Kinemuchi (poco menos de 11 horas) y se sorprendió al descubrir que el período era ligeramente inferior al mostrado por datos anteriores", continua Molnar.
Este resultado les recordó el trabajo publicado por el astrónomo Romuald Tylenda, que había estudiado los archivos de observación para ver cómo otra estrella (V1309 Scorpii) se había comportado antes de que explotara inesperadamente en 2008 y produjo una nova roja (un tipo de explosión estelar recientemente reconocido como distintos de otros tipos). El registro de pre-explosión mostró un sistema binario de contacto con un período orbital decreciente a una velocidad de aceleración. Para Molnar, este patrón de cambio orbital fue una "piedra de Rosetta" para interpretar los nuevos datos.
Molnar observó que este descenso de velocidad se producía tambén en 2013 y 2014, y en 2015 presentó sus resultados a la Sociedad Astronómica Americana, señalando que KIC 9832227 puede seguir los pasos de V1309 Scorpii. En los dos años posteriores, Molnar y su equipo exploraron todas las interpretaciones alternativas a su conclusión y las descartaron.
"En conclusión, pensamos que nuestra hipótesis de la estrella de la fusión debe ser tomada en serio en este momento y deberíamos estar usando los próximos años para estudiar esto intensamente para que, en el caso de que explote, sepamos qué llevó a esa explisicón si se explote sabremos qué llevó a esa explosión", señala el científico.
Por ello, seguirán observando la extrella con diferentes telescopios espaciales. "Si la predicción de Larry es correcta, su proyecto demostrará por primera vez que los astrónomos pueden capturar ciertas estrellas binarias en el momento de morir, y que pueden rastrear los últimos años de una espiral estelar de la muerte hasta el punto final, dramático de la explosión", añade Matt Walhout, decano de investigación y becas en Calvin College.
Walhout subraya, además del hallazgo científico, su capacidad para captar la imaginación de las personas de a pie. "Si la predicción es correcta, entonces, por primera vez en la historia, los padres podrán señalar a un punto oscuro en el cielo y decir: 'Mirad, niños, hay una estrella escondida allí, pero pronto se va a iluminar'", asegura.
Por su parte, Molnar añade que este es el principio de una historia que se desarrollará a lo largo de los próximos años y que gente de todos los niveles puede participal. "El tiempo orbital puede ser observado por astrónomos amateurs --asegura--. Es sorprendente el equipamiento que tienen estos astrónomos hoy en día".