Es la primera vez que se encuentra, fuera de nuestra galaxia, un disco de este tipo, idéntico a los que forman planetas en nuestra propia Vía Láctea - ESO/ALMA
MADRID, 29 Nov. (EUROPA PRESS) -
Astrónomos han encontrado un disco alrededor de una estrella joven en la Gran Nube de Magallanes, una galaxia vecina a nuestra Vía Láctea.
Es la primera vez que un disco de este tipo, idéntico a los que forman planetas en la Vía Láctea, se encuentra fuera de nuestra galaxia, según publican en la revista 'Nature'.
Las nuevas observaciones, realizadas utilizando el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) en Chile, en el que participa el Observatorio Europeo Austral (ESO), revelan la existencia de una joven estrella masiva que crece y absorbe materia de su entorno, formando un disco giratorio.
"Cuando vi por primera vez indicios de una estructura giratoria en los datos de ALMA no podía creer que hubiéramos detectado el primer disco de acreción extragaláctico, fue un momento especial --afirma en un comunicado Anna McLeod, profesora asociada de la Universidad de Durham (Reino Unido) y autora principal del estudio--. Sabemos que los discos son vitales para la formación de estrellas y planetas en nuestra galaxia, y aquí, por primera vez, vemos pruebas directas de ello en otra galaxia".
Este estudio es la continuación de las observaciones realizadas con el instrumento Multi Unit Spectroscopic Explorer (MUSE) del Very Large Telescope (VLT) de ESO, que detectó un chorro procedente de una estrella en formación -el sistema fue bautizado como HH 1177- en las profundidades de una nube de gas de la Gran Nube de Magallanes. "Descubrimos un chorro lanzado desde esta joven estrella masiva, y su presencia es una señal de la acreción en curso del disco", afirma McLeod. Sin embargo, para confirmar la presencia de dicho disco, el equipo necesitaba medir el movimiento del denso gas alrededor de la estrella.
Cuando la materia es atraída hacia una estrella en crecimiento, no puede caer directamente sobre ella, sino que se aplana formando un disco giratorio alrededor de la estrella. Más cerca del centro, el disco gira más deprisa, y esta diferencia de velocidad es la clave que demuestra a los astrónomos la existencia de un disco de acreción.
"La frecuencia de la luz cambia en función de la velocidad a la que el gas que la emite se acerca o se aleja de nosotros --explica Jonathan Henshaw, investigador de la Universidad John Moores de Liverpool (Reino Unido) y coautor del estudio--. Es precisamente el mismo fenómeno que se produce cuando el tono de la sirena de una ambulancia cambia al pasar a nuestro lado y la frecuencia del sonido va de más aguda a más grave".
Las detalladas mediciones de frecuencia de ALMA permitieron a los autores distinguir el giro característico de un disco, confirmando la detección del primer disco alrededor de una estrella joven extragaláctica.
Las estrellas masivas, como la observada aquí, se forman mucho más rápidamente y tienen vidas mucho más cortas que las estrellas de baja masa como nuestro Sol. En nuestra galaxia, estas estrellas masivas son muy difíciles de observar y a menudo quedan ocultas por el material polvoriento del que se forman en el momento en que se forma un disco a su alrededor.
Sin embargo, en la Gran Nube de Magallanes, una galaxia situada a 160.000 años luz de distancia, el material del que nacen las nuevas estrellas es fundamentalmente distinto al de la Vía Láctea. Gracias a su menor contenido en polvo, HH 1177 ya no está envuelta en su capullo natal, lo que ofrece a los astrónomos una visión sin obstáculos, aunque lejana, de la formación de estrellas y planetas.
"Estamos en una era de rápidos avances tecnológicos en lo que se refiere a instalaciones astronómicas --subraya McLeod--. Poder estudiar cómo se forman las estrellas a distancias tan increíbles y en una galaxia diferente es muy emocionante".