MADRID, 2 Feb. (EUROPA PRESS) -
Un comportamiento individual flexible y no la selección evolutiva está tras el rápido cambio de rango migratorio por el calentamiento del ave marina europea más amenazada, la pardela balear.
Este hallazgo de un nuevo estudio de diez años liderado por la Universidad de Oxford podrían ayudar a informar las estrategias de conservación para especies de aves migratorias vulnerables.
La forma en que los animales responden individualmente al cambio climático es clave para determinar si las poblaciones persistirán o se extinguirán. Muchas especies están cambiando sus áreas de distribución a medida que el ambiente se calienta, pero hasta ahora los mecanismos subyacentes no han estado claros.
Los resultados del nuevo estudio también sugieren que los animales individuales pueden tener una mayor flexibilidad de comportamiento para responder a los impactos del cambio climático de lo que se pensaba anteriormente, aunque esta adaptación de comportamiento puede tener costos ocultos, lo que hace que el impacto a largo plazo en esta especie no esté claro.
Las pardelas baleares son longevas pero están en peligro crítico, principalmente debido a la disminución provocada por la captura incidental en las pesquerías, ya que pueden quedar atrapadas en anzuelos de palangre con cebo y redes de enmalle. Se reproducen en rincones remotos de las Islas Baleares y luego migran para pasar el verano frente a las costas atlánticas de España, Francia y, cada vez más, el Reino Unido.
Desde 2010, investigadores del Oxford Navigation Group (parte del Departamento de Biología de la Universidad de Oxford) y de la Universidad de Liverpool, junto con colaboradores que trabajan en Ibiza, han estado rastreando colonias en Mallorca utilizando dispositivos de geolocalización a bordo en miniatura. Esto reveló que las aves han estado migrando cada vez más al norte una vez que abandonan el Mediterráneo.
Sin embargo, se desconocía si este cambio estaba siendo impulsado por aves individuales que alteraban su comportamiento o por selección natural que favorecía a las aves que viajaban más lejos.
Para responder a esto, los investigadores compararon las trayectorias migratorias de los mismos individuos marcados durante varios años. Esto reveló que las aves individuales estaban desplazando su área de distribución hacia el norte en un promedio de 25 kilómetros por año.
El coautor principal Joe Wynn, del Departamento de Biología, dijo en un comunicado: "Descubrimos que el mejor predictor de este cambio en el comportamiento migratorio era la temperatura promedio de la superficie del mar durante el verano, lo que sugiere que las aves pueden estar siguiendo cambios en los recursos marinos subyacentes. El hecho de que los individuos puedan ser tan flexibles frente al rápido cambio climático es alentador".
Pero a pesar de esta flexibilidad en su destino de verano, las pardelas baleares están mucho más limitadas en cuanto a dónde se reproducen, por lo que migrar más al norte significa que tienen más distancia para volar de regreso en otoño.
El profesor coautor Tim Guilford, también del Departamento de Biología de la Universidad de Oxford, añadió: "Descubrimos que los individuos aceleran su migración de regreso cuanto más al norte han ido, pero esto sólo compensa parcialmente la distancia adicional y todavía regresan en el Mediterráneo tardío. Todavía no sabemos cómo esos retrasos pueden afectar su éxito reproductivo o su supervivencia".
Esto plantea la intrigante pregunta de cómo saben las aves lo lejos que están de casa cuando regresan a la colonia. Para investigar esto, los investigadores compararon las estimaciones de distancia de los diferentes tipos de mapas que las pardelas podrían usar para guiar sus decisiones migratorias.
El coautor principal Patrick Lewin (Departamento de Biología de la Universidad de Oxford) dijo: "Descubrimos que la ruta que tomaron las aves individuales en viajes migratorios anteriores era un predictor mucho mejor de la velocidad de regreso que una estimación de la distancia en línea recta de regreso al colonia. Esto sugiere que las aves no dependen de un mapa de navegación a gran escala para la migración, sino que tienen cierta memoria de la ruta que han seguido en el pasado".
MEMORIA DE RUTA INDIVIDUAL
"Es posible que la memoria de ruta individual desempeñe un papel importante en la migración de muchas otras aves marinas longevas, pero se necesita más investigación para aclarar esto", añadió.
Las pardelas baleares pertenecen a uno de los grupos de aves más amenazados del planeta y se enfrentan a una posible extinción como especie. Esto incluye tanto amenazas terrestres, como la depredación por especies invasoras y la degradación del hábitat, como amenazas en el mar, como la captura incidental en la pesca, la sobrepesca, la contaminación y el desarrollo de parques eólicos.
Los resultados se publicaron en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.