MADRID, 6 Jul. (EUROPA PRESS) -
El 6 de julio de 1962 tuvo lugar la prueba nuclear Sedán en el Desierto de Yucca Flat, Nevada, que produjo como resultado el mayor cráter artificial del mundo.
Una bomba atómica de 104 kilotones fue detonada en el subsuelo, como experimento de la Operación Plowshare, un programa para investigar el uso de armas nucleares para la minería y la construcción de grandes infraestructuras con menores costes, que emprendió el Departamento de Energía de Estados Unidos.
La explosión levantó una cúpula de tierra de 88.392 metros cúbicos sobre el suelo del desierto antes de que se dispersase tres segundos después de la detonación, removiendo y expulsando más de 11.000 toneladas de tierra.
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El cráter resultante alcanzó los 100 metros de profundidad con un diámetro de aproximadamente 390 metros. Un área circular de 8 kilómetros fue oscurecido desde el lugar de explosión por una nube de polvo de expansión rápida, similar a los flujos piroclásticos de la erupción de un volcán.
La explosión causó ondas sísmicas equivalentes a un terremoto de 4,75 en la escala de Richter. La lluvia radiactiva de la prueba contaminó a más estadounidenses que cualquier otra prueba nuclear. En Iowa, Nebraska, Dakota del Sur e Illinois se detectaron días después niveles de contaminación peligrosos. En total, se calcula que más de 13 millones de ciudadanos de Estados Unidos se vieron expuestos a los peligros de la radiación nuclear.
El crátrer fue utilizado como lugar de entrenamiento por astronautas del programa Apolo. Actualmente, el cráter Sedán está listado en el Registro Nacional de Lugares Históricos de Estados Unidos y recibe 10.000 visitas al año.