La fragmentación de bosques tropicales agrava la emisión de carbono

Bosque tropical
Bosque tropical - WIKIPEDIA
Actualizado: jueves, 9 septiembre 2021 11:46

   MADRID, 9 Sep. (EUROPA PRESS) -

   La deforestación de las selvas tropicales avanza imparable y se están fragmentando a un ritmo mayor del esperado, según los científicos del Centro Helmholtz de Investigación Medioambiental.

   Mediante el análisis de datos satelitales de alta resolución, pudieron medir hasta el más pequeño trozo de bosque tropical y, por primera vez, estudiar los cambios en la fragmentación tropical. Han analizado cómo este aumento de la fragmentación, hasta ahora inadvertido y subestimado, hasta casi un tercio de la superficie forestal, tiene consecuencias para el ciclo global del carbono.

   Debido al aumento de la mortalidad de los árboles, se liberan grandes cantidades de carbono en los bordes del bosque. Las simulaciones de modelos también muestran que estas emisiones podrían aumentar en el futuro. Sólo con una menor deforestación se puede frenar el proceso.

   El equipo de modelización de la UFZ, que publicó resultados en Science Advances, utilizó datos de satélite de 2000 y 2010 con una resolución muy alta de 30 metros. Pudieron comparar en qué lugares de América Central y del Sur, África y el sudeste asiático siguen existiendo bosques tropicales conectados o dónde han desaparecido.

   Con la ayuda de un complejo algoritmo de agrupación y ordenadores de alto rendimiento, descubrieron que el número de zonas forestales aisladas aumentó en más de 20 millones, hasta alcanzar los 152 millones, entre 2000 y 2010.

   Este aumento de los fragmentos de bosque es especialmente grave porque también ha aumentado la proporción de bordes de bosque en la superficie forestal total. El borde del bosque se define como el área de bosque que se extiende 100 metros dentro del bosque desde la tierra abierta. Esta superficie de borde aumentó del 27 al 31% (es decir, de 517 a 589 millones de hectáreas) entre 2000 y 2010.

   "Esta situación se ha deteriorado tanto que ahora casi un tercio de las áreas de bosque tropical del mundo se encuentran en zonas de borde. Si no se detiene la deforestación, esta tendencia continuará", asegura en un comunicado el autor principal y modelizador de la UFZ, el doctor Rico Fischer.

   El efecto de la fragmentación acelerada se produjo principalmente en los trópicos de África. Allí, el número de fragmentos de bosque aumentó de 45 millones a 64 millones en sólo 10 años. La proporción del borde del bosque en el total de los bosques aumentó del 30 al 37% (2000: 172 millones de hectáreas; 2010: 212 millones de hectáreas). En cambio, la proporción de los bordes de los bosques en América Central y del Sur sólo aumentó del 2% al 25% (2000: 215 millones de hectáreas; 2010: 232 millones de hectáreas).

   Hasta ahora, el balance de carbono de los bordes de los bosques tropicales apenas se ha estudiado en detalle. Sin embargo, esta zona forestal es importante porque la fragmentación modifica varios procesos ecológicos en las zonas de borde.

   "El borde, a diferencia del interior del bosque, está sometido a la luz solar directa. Está más expuesto al viento. La humedad también disminuye en las zonas de borde. La alteración del microclima perjudica especialmente a los árboles grandes que dependen de un buen suministro de agua", explica Fischer.

   En consecuencia, mueren más árboles en los bordes del bosque porque están más estresados allí que en el interior protegido. Esto también repercute en los balances de carbono. Los microorganismos emiten dióxido de carbono al descomponer los árboles muertos. Como sobreviven menos árboles que necesitan absorber carbono para el crecimiento de la copa, el tronco y las raíces, se secuestra menos dióxido de carbono de la atmósfera. "Esto significa que se liberan grandes cantidades de carbono a la atmósfera en los bordes de los bosques tropicales", explica Fischer.

   A partir de los datos de teledetección de alta resolución, calcularon la cantidad de biomasa presente en cada zona de borde de un fragmento de bosque en los trópicos. Y así, determinaron las emisiones de carbono causadas por el aumento de la mortalidad de los árboles en todos los bordes de los bosques.

   El resultado es que, mientras que en el año 2000 se emitían unos 420 millones de toneladas de carbono, en 2010 ya habían aumentado a 450 millones.

   "En los trópicos, la deforestación por sí sola libera entre 1.000 y 1.500 millones de toneladas de carbono cada año. Si tenemos en cuenta el efecto adicional de los bordes de los bosques, se trata de un hallazgo preocupante, ya que la selva tropical debería ser en realidad un sumidero de carbono, y no una fuente de carbono", afirma el coautor y biofísico de la UFZ, el profesor doctor Andreas Huth.

   La fragmentación de los bosques tropicales no sólo afecta al balance global de carbono, sino también a la biodiversidad. Los modelizadores de la UFZ demostraron que las distancias entre los fragmentos de bosque son cada vez mayores. "Esto hace más difícil la supervivencia a largo plazo de especies animales como el jaguar, que depende de grandes áreas de bosque conectadas", añade la coautora, doctor Franziska Taubert.

   Una mirada al futuro tampoco augura nada bueno, como descubrió el equipo de la UFZ utilizando una modelización. "Para ello, utilizamos un modelo de fragmentación de la física y simulamos el futuro de cada fragmento de bosque tropical", explica Taubert.

   Suponiendo que el ritmo actual de deforestación tropical no se reduzca, la proporción de bordes de bosque en el total de la selva aumentará del 31% en 2010 a casi el 50% en 2100. Incluso si las tasas de deforestación en los trópicos se reducen a la mitad, la proporción de zonas de borde seguirá aumentando hasta el 40%. El proceso sólo puede frenarse si se detiene la deforestación en los trópicos antes de 2050.

   En este caso, la proporción de bordes de bosque en 2100 se mantendrá en el nivel actual de alrededor del 30%. El aumento de la fragmentación de los bosques también tendría consecuencias para las emisiones de carbono.

   "Si la dinámica actual de fragmentación continúa a un ritmo constante, los bordes de los bosques liberarán 530 millones de toneladas de carbono anuales en 2100. Sólo si se detiene la deforestación de la selva a partir de 2050 se podrán limitar las emisiones a un máximo de 480 millones de toneladas de carbono", concluye Fischer.