MADRID, 12 Nov. (EUROPA PRESS) -
Alrededor del 97 por ciento del agua en la Tierra se almacena en los océanos. También se distribuye en lagos, ríos y masas de hielo en polos y montañas, y en la atmósfera, incluso sin nubes.
No inmediatamente visible, sin embargo, está el agua almacenada en el suelo. Esta agua no aparece brillantemente de color azul o blanco, como en los océanos o en forma de hielo. De hecho, es difícil de detectar en las imágenes de satélite en color natural.
En comparación con la cantidad de agua almacenada en otro lugar en el planeta, la cantidad en el suelo es minúsculo. Pero ese pequeño volumen tiene una gran importancia. Puede afectar a cuándo, dónde, y qué va a plantar un agricultor. Y en las altas latitudes del norte, la humedad del suelo tiene serias implicaciones para el clima mundial.
Por todas estas razones, los investigadores han desarrollado instrumentos para satélites que miden el agua escondida entre las partículas del suelo.
Este mapa fue producido con los datos recogidos por el radar y el radiómetro del satélite SMAP (Soil Moisture Active Passive) de la NASA desde el 27 hasta el 31 mayo de 2015. Muestra la cantidad de humedad en los 5 primeros centímetros del suelo a una resolución de unos 9 kilómetros. Los datos se asignan como la fracción del volumen de agua contenida en un volumen de suelo. Áreas verdes y azules oscuras son progresivamente más húmedo, hasta una proporción de aproximadamente 0,5; En ese punto, el suelo se considera saturado.
Como es de esperar, los desiertos de todo el mundo tienen bajo contenido de humedad del suelo, y aparecen de color amarillo claro en este mapa. Los suelos en áreas tales como las selvas tropicales, bosques boreales y las regiones de montaña con vegetación son generalmente más húmedas.
A menudo hay una buena correspondencia entre las áreas donde los meteorólogos observan grandes cantidades de lluvia y las áreas de máxima humedad del suelo, como fue el caso en octubre 2015 después de lluvias extremas en el este de Estados Unidos. Pero la humedad del suelo depende de otros factores, también, tales como el estado del suelo que precede a un evento. El suelo que ya está húmedo puede saturar más rápidamente y causar escorrentía e inundaciones.