MADRID, 12 Abr. (EUROPA PRESS) -
El suelo almacena más carbono que las plantas y la atmósfera juntas, pero la creciente gravedad de las sequías podría alterar el delicado ecosistema micdrobiano que lo hace posible.
En un estudio publicado en la revista 'Trends in Microbiology', el ecólogo microbiano de la Universidad de California Irvine Steven Allison advierte de que la salud del suelo y los futuros niveles de gases de efecto invernadero podrían verse afectados si los microbios del suelo se adaptan a la sequía más rápido que las plantas. Afirma que es preciso comprender mejor cómo responden los microbios a la sequía para poder gestionar la situación tanto en la agricultura como en la naturaleza.
"Los microbios del suelo son beneficiosos y no podríamos vivir sin su ciclo de carbono y nutrientes, pero el cambio climático y la sequía pueden alterar ese equilibrio, y tenemos que ser conscientes de cómo está cambiando", afirma Allison.
Algunos microbios del suelo toman el carbono de las plantas en descomposición y lo almacenan en el suelo, mientras que otros devuelven el carbono vegetal a la atmósfera. El carbono que acaba en el suelo es beneficioso de múltiples maneras.
"El carbono del suelo repercute en el resto del mundo en términos de infraestructura de nuestros ecosistemas naturales y gestionados --explica--. Los suelos ricos en carbono retienen más nutrientes, por lo que las plantas que crecen en ellos tienden a ser más productivas, y el carbono cambia las propiedades físicas del suelo, lo que evita la erosión".
"En California ahora, tenemos este sistema en el que las sequías son más intensas, y luego las lluvias son más intensas --apunta--. Así que, si se está perdiendo el carbono del suelo, cuando llueve muy fuerte podría llevarse el suelo y causar erosión, corrimientos de tierra, aludes de lodo, sedimentos y todo tipo de problemas que estamos viendo ahora mismo".
El carbono que se libera de nuevo a la atmósfera es otra historia. "Desde el punto de vista de la mitigación del cambio climático, lo que queremos es que haya más carbono en las plantas y los suelos y menos carbono en la atmósfera, así que cuanto más carbono podamos absorber en las plantas a través de la fotosíntesis y cuanto más podamos transferir y mantener en el suelo, mejor nos irá en términos de cambio climático", prosigue.
"Por eso es muy importante saber cómo cambia el equilibrio entre el carbono entrante y el saliente con la sequía, o el calentamiento, o cualquier otro factor climático", recuerda.
Tanto las plantas como los microbios se verán afectados por la creciente frecuencia de las sequías, pero Allison sospecha que los microbios podrán recuperarse más rápidamente.
"Los microbios son realmente adaptables(-pueden cambiar su fisiología, pueden cambiar su abundancia para que más microbios adaptados a la sequía tomen el relevo, y potencialmente pueden evolucionar), así que esperamos que resistan o se recuperen de la sequía --comenta--. Todos esos procesos diferentes pueden ocurrir bastante rápido con los microbios, y mucho más rápido que con las plantas".
Si sobreviven más microbios liberadores de carbono que microbios secuestradores, podríamos acabar con suelos empobrecidos en carbono, lo que tendría graves consecuencias negativas para la productividad de las plantas y los futuros niveles de gases de efecto invernadero.
Allison afirma que tal vez podamos inclinar la balanza en la dirección correcta, pero antes es necesario seguir investigando.
"Aún queda mucho por hacer --advierte--. Ahora mismo, tenemos datos que sugieren que, cuando hay sequía, algo cambia que provoca la pérdida de carbono, pero no sabemos exactamente cómo o por qué ocurre, si la sequía cambia la abundancia de microbios beneficiosos asociados a las plantas frente a los microbios que liberan carbono, o si provoca la evolución de uno de los grupos de microbios, o si está más determinado por cambios en su fisiología inmediata".
Algunos microbios podrían ayudar a las plantas a hacer frente a la sequía. Si supiéramos qué microbios son más beneficiosos para las plantas y más propensos a retener carbono en el suelo, podríamos intentar inclinar la balanza a su favor.
"Tenemos muchas posibilidades de gestionar o manipular los microbios del suelo --afirma Allison--. En los sistemas agrícolas, podemos manipular el suelo o añadir microbios beneficiosos. En sistemas más naturales, la gestión probablemente se centraría en las plantas: los microbios del suelo suelen estar estrechamente entrelazados con las plantas, por lo que la gestión de las plantas también puede beneficiar a la parte microbiana del ecosistema".
"También necesitamos más mediciones para saber cómo afecta la sequía al cambio del carbono del suelo en los distintos ecosistemas --subraya--. Hay muchos paisajes ahí fuera (desde la tundra ártica hasta los desiertos) y nos vendría bien investigar más en todos esos hábitats tan diversos".