MADRID, 10 Dic. (EUROPA PRESS) -
Ante la costa oeste de los Estados Unidos, el gas metano está atrapado en capas congeladas por debajo del fondo del mar, pero empieza a escapar por el calentamiento.
Una nueva investigación de la Universidad de Washington muestra que el agua a profundidades intermedias se está calentando lo suficiente para que estos depósitos se derritan, liberando metano en el agua y los sedimentos circundantes.
Los investigadores encontraron que el agua de la costa de Washington se está calentando gradualmente a una profundidad de 500 metros. Esa es la profundidad a la que el metano se transforma de sólido a gas. La investigación sugiere que el calentamiento del océano acabará liberando todo este potente gas de efecto invernadero.
El estudio se publicará en Geophysical Research Letters.
Mientras que los científicos creen que el calentamiento global liberará el metano de los hidratos de gas en todo el mundo, la mayoría en depósitos en el Ártico. En este trabajo se estima que de 1970 a 2013 alrededor de 4 millones de toneladas métricas de metano han sido liberados por la descomposición de hidratos, solo ante la costa del estado de Washington. Esa es una cantidad igual cada año al metano del gas natural emitido en 2010 por el accidente de la plataforma Deepwater Horizon ante la costa de Luisiana, y 500 veces la velocidad a la que el metano se libera naturalmente del fondo marino.
"Los hidratos de metano son un gran depósito de carbono que pueden ser liberados si hay cambios de temperatura", dijo el coautor Evan Solomon. "Yo era escéptico al principio, pero cuando nos fijamos en las cantidades, resultó significativo".
Otro hallazgo es que el agua recalentada viene probablemente desde el Mar de Ojotsk, entre Rusia y Japón, donde el agua superficial se vuelve muy densa y luego se extiende al este a través del Pacífico. Se sabe que el mar de Ojotsk se ha calentado en los últimos 50 años, y estudios han demostrado que al agua le toma una década o dos cruzar el Pacífico y llegar a la costa de Washington.
Así, los autores del estudio consideran que las mismas corrientes oceánicas podrían estar calentando las aguas de profundidad intermedia desde el norte de California a Alaska, donde pueden existir también depósitos de metano congelado.
@CIENCIAPLUS