El Ngorongoro en el borde del Serengeti en Tanzania es el hogar de una abundante vida silvestre. Sin embargo, el cambio climático conduce a una dramática escasez de agua, cambios en vegetación y pérdida de biodiversidad que amenazan el frágil ecosistema - PROF. MARTIN TRAUTH, UNIVERSIDAD DE POTSDAM
MADRID, 1 Jun. (EUROPA PRESS) -
Patrones climáticos como El Niño fueron impulsores principales del cambio ambiental en el África subsahariana en los últimos 620.000 años, marco temporal para la evolución de nuestra especie.
Esto permitió al grupo reevaluar el marco climático existente de la evolución humana, según ha descubierto un consorcio científico dirigido por la dotora Stefanie Kaboth-Bahr, de la Universidad de Potsdam.
El grupo descubrió que estos patrones climáticos antiguos tenían impactos más profundos en el África subsahariana que los ciclos glacial-interglaciares más comúnmente relacionados con la evolución humana, según publican en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Aunque está ampliamente aceptado que el cambio climático impulsó la evolución de nuestra especie en África, no se conoce bien el carácter exacto de ese cambio climático ni sus repercusiones. Los ciclos glaciares-interglaciares tienen un fuerte impacto en los patrones de cambio climático en muchas partes del mundo, y se supone que también regulan los cambios ambientales en África durante el período crítico de la evolución humana en el último millón de años. Se cree que los cambios en los ecosistemas impulsados por estos ciclos glaciares estimularon la evolución y la dispersión de los primeros seres humanos.
La doctora Kaboth-Bahr y sus colegas integraron 11 archivos climáticos de toda África que abarcaban los últimos 620.000 años para generar una imagen espacial completa de cuándo y dónde prevalecían las condiciones húmedas o secas en el continente.
"Nos sorprendió encontrar un marcado 'vaivén' climático este-oeste muy parecido al patrón producido por el fenómeno meteorológico de El Niño, que hoy influye profundamente en la distribución de las precipitaciones en África", explica la doctora Kaboth-Bahr.
Los autores deducen que los efectos del océano Pacífico tropical sobre la llamada 'Circulación Walker' -un cinturón de células de convección a lo largo del ecuador que influye en las precipitaciones y la aridez de los trópicos- fueron el principal motor de este vaivén climático.
Los datos muestran claramente que las regiones húmedas y secas se desplazaron entre el este y el oeste del continente africano en escalas de tiempo de aproximadamente 100.000 años, y que cada uno de los cambios climáticos estuvo acompañado de importantes cambios en la flora y la fauna de mamíferos.
"Esta alternancia entre periodos secos y húmedos parece haber regido la dispersión y la evolución de la vegetación y los mamíferos en el este y el oeste de África --explica el doctor Kaboth-Bahr--. El mosaico ambiental resultante fue probablemente un componente crítico de la evolución humana y de la demografía temprana también".
Los científicos señalan que, aunque el cambio climático no fue ciertamente el único factor que impulsó la evolución humana temprana, el nuevo estudio ofrece, sin embargo, una perspectiva novedosa sobre el estrecho vínculo entre las fluctuaciones medioambientales y el origen de nuestros primeros ancestros.
"Vemos muchas especies de mamíferos panafricanos cuyas distribuciones coinciden con los patrones que identificamos, y cuya historia evolutiva parece articularse con las oscilaciones de humedad y sequedad entre el este y el oeste de África", añade la doctora Eleanor Scerri, una de las coautoras y arqueóloga evolutiva del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana, en Alemania.
"Estos animales conservan las señales de los entornos en los que evolucionaron los humanos, y parece probable que nuestros antepasados humanos puedan haberse subdividido de forma similar a lo largo de África al estar sometidos a las mismas presiones ambientales", añade.
El trabajo de los científicos sugiere que un patrón de precipitaciones en forma de balancín que se alternaba entre el este y el oeste de África probablemente tuvo el efecto de crear regiones ecotonales de importancia crítica: las zonas de transición entre diferentes zonas ecológicas, como los pastizales y los bosques.
"Los ecotonos proporcionaron entornos ambientales diversos, ricos en recursos y estables que se cree que fueron importantes para los primeros humanos modernos --añade la doctora Kaboth-Bahr--. Ciertamente, parecen haber sido importantes para otras comunidades faunísticas".
Para los científicos, esto sugiere que las regiones interiores de África pueden haber sido críticamente importantes para fomentar la continuidad de la población a largo plazo.
"Vemos las firmas arqueológicas de los primeros miembros de nuestra especie en toda África --dice la doctora Scerri--, pero las innovaciones van y vienen y a menudo se reinventan, lo que sugiere que nuestra historia poblacional profunda vio un patrón constante de crecimiento y colapso de la población local en forma de diente de sierra. Las regiones ecotonales pueden haber proporcionado áreas para la continuidad de la población a largo plazo, asegurando que la población humana más grande siguiera adelante, incluso si las poblaciones locales a menudo se extinguían", concluye.