Ubicación de turberas en la cuenca del río Congo - YANNICK GARCIN, IRD
MADRID, 2 Nov. (EUROPA PRESS) -
El cambio climático podría provocar que las turberas del Congo liberen miles de millones de toneladas de carbono al secarse, un proceso del que ya hay registro y que podría repetirse.
Un estudio publicado en Nature revela que la mayor turbera tropical del mundo pasó de ser un importante almacén de carbono a una fuente de emisiones de dióxido de carbono perjudicial como consecuencia del cambio climático hace miles de años.
Alrededor de la época en que se construyó Stonehenge, hace 5.000 años, el clima del centro del Congo comenzó a secarse, lo que hizo que las turberas emitieran dióxido de carbono. Sólo dejaron de emitir carbono y volvieron a absorberlo de la atmósfera cuando el clima volvió a ser más húmedo en los últimos 2.000 años, según un importante estudio internacional coordinado por la Universidad de Leeds.
Los científicos que participan en el estudio advierten que si el calentamiento global actual produce sequías en la región del Congo, la historia podría repetirse, acelerando peligrosamente el cambio climático.
Si eso ocurriera, hasta 30.000 millones de toneladas de carbono podrían liberarse de las turberas a la atmósfera en forma de dióxido de carbono, un potente gas de efecto invernadero. Esto equivale a las emisiones globales de la quema de combustibles fósiles en un periodo de tres años.
El profesor Simon Lewis, de la Universidad de Leeds y del University College de Londres, uno de los autores principales del estudio, destaca en un comunicado que la investigación "aporta una brutal advertencia del pasado. Si las turberas se secan más allá de un determinado umbral, liberarán cantidades colosales de carbono a la atmósfera, acelerando aún más el cambio climático", advierte.
"Hay algunas pruebas de que las estaciones secas se están alargando en la cuenca del Congo, pero no está claro si continuarán --prosigue--. Sin embargo, las pruebas de nuestro estudio demuestran que en el pasado existieron condiciones más secas que desencadenaron la desaparición de las turberas como almacén de carbono".
"Este es un mensaje importante para los líderes mundiales que se reúnen en las conversaciones sobre el clima de la COP27 la próxima semana --advierte--. Si las emisiones de gases de efecto invernadero hacen que las turberas del Congo central se vuelvan demasiado secas, las turberas contribuirán a la crisis climática en lugar de protegernos".
Las turberas del Congo, en el centro de África, son el mayor complejo de turberas tropicales del mundo, con una superficie de 16,7 millones de hectáreas.
Científicos congoleños y europeos tomaron muestras de turba del subsuelo de los remotos bosques pantanosos del centro del Congo. Mediante el análisis de los restos de plantas, los investigadores pudieron elaborar un registro de la vegetación y las precipitaciones en la cuenca central del Congo durante los últimos 17.500 años, cuando comenzó a formarse la turba.
La cera de las hojas de las plantas, conservadas en la turba, se utilizaron para calcular los niveles de precipitación en la época en que vivían las plantas.
Los resultados dibujan un panorama de desarrollo de un clima más seco en África central, que comenzó hace unos 5.000 años. En el periodo más intenso de sequía, las precipitaciones se redujeron en al menos 800 mm al año. Esto provocó el descenso del nivel freático en las turberas del Congo, exponiendo al aire las capas más antiguas de turba, lo que provocó su oxidación y la liberación de dióxido de carbono.
Entre hace 7.500 y 2.000 años, las capas de turba se descompusieron o nunca se acumularon. Los investigadores describieron esto como el "intervalo fantasma". Este mismo intervalo fantasma se encontró en muestras de turba de cientos de kilómetros de distancia en la República Democrática del Congo (RDC), lo que indica que ocurrió en toda la región de turberas.
El doctor Yannick Garcin, del Instituto Nacional de Investigación para el Desarrollo Sostenible de Francia y autor principal del estudio, sbraya que "las muestras de turba muestran que hubo un periodo de unos 5.000 años en el que casi no hubo acumulación de turba, menos de 0,1 mm al año".
"Las muestras también revelan cómo eran las precipitaciones y la vegetación cuando se formó la turba --continúa--. En conjunto, dan una imagen de un clima seco que se fue secando progresivamente hasta hace unos 2.000 años".
"Esta sequía provocó una enorme pérdida de turba, de al menos dos metros. Convirtió la turba en una enorme fuente de carbono al descomponerse la turba y esta descomposición sólo se detuvo cuando la sequía cesó, permitiendo que la turba comenzara a acumularse de nuevo", añade.
Los científicos advierten de que, aunque las turberas están actualmente intactas en su mayor parte y son gestionadas de forma sostenible por la población local, son vulnerables.
Aparte de la amenaza de que las turberas se vuelvan más secas por el cambio climático, la región está sometida a presiones adicionales que podrían dañar el frágil ecosistema de las turberas, desde el drenaje de las turberas para la agricultura a escala industrial, la tala de árboles y la exploración de petróleo.
El profesor Corneille Ewango, de la Universidad de Kisangani, en la República Democrática del Congo, y que dirigió las expediciones para recoger las muestras de turba de la RDC, resalta que "este es otro hallazgo sorprendente sobre las turberas. Son más vulnerables de lo que pensábamos, y todo el mundo debe desempeñar su papel para protegerlas", recomienda.
"Los países contaminantes deben reducir rápidamente sus emisiones de carbono para limitar la posibilidad de que las sequías lleven a las turberas más allá de su punto de inflexión --sugiere--. La RDC también deberá reforzar la protección de las turberas. Está en juego uno de los ecosistemas más ricos en fauna y carbono de la Tierra".