MADRID, 25 Mar. (EUROPA PRESS) -
Los productos químicos que destruyen la capa protectora de ozono de la Tierra también provocaron alteraciones en la circulación atmosférica del hemisferio sur.
Ahora, una nueva investigación publicada en Nature ha comprobado que esos cambios se han detenido e incluso podrían revertirse debido al Protocolo de Montreal, un tratado internacional que eliminó con éxito el uso de clorofluorocarbonos (CFC).
"Este estudio se suma a la creciente evidencia que muestra la profunda eficacia del Protocolo de Montreal. El tratado no solo ha estimulado la reparación de la capa de ozono, sino que también está impulsando cambios recientes en los patrones de circulación de aire del hemisferio sur", explica el autor principal Antara Banerjee, miembro visitante del CIRES en la Universidad de Colorado Boulder que trabaja en la División de Ciencias Químicas de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA). Comenzó este trabajo como becaria de postdoctorado en la Universidad de Columbia.
El agujero de ozono, descubierto en 1985, se ha estado formando cada primavera en la atmósfera sobre la Antártida. La destrucción del ozono enfría el aire, fortalece los vientos del vórtice polar y afecta los vientos hasta la capa más baja de la atmósfera de la Tierra. En última instancia, su destrucción ha desplazado la corriente en chorro de latitud media y las regiones secas en el borde de los trópicos hacia el Polo Sur.
Estudios previos han relacionado estas tendencias de circulación con los cambios climáticos en el hemisferio sur, especialmente las precipitaciones en América del Sur, África Oriental y Australia, y con los cambios en las corrientes oceánicas y la salinidad.
El Protocolo de Montreal de 1987 eliminó gradualmente la producción de sustancias destructoras del ozono, como los clorofluorocarbonos (CFC). A partir de 2000, las concentraciones de esos químicos en la estratosfera comenzaron a disminuir y el agujero de ozono comenzó a recuperarse.
En este estudio, Banerjee y sus colegas han demostrado que alrededor del año 2000, la circulación del hemisferio sur también dejó de expandirse hacia los polos, una pausa o una ligera inversión de las tendencias anteriores.
"El desafío en este estudio fue probar nuestra hipótesis de que la recuperación de ozono en realidad está impulsando estos cambios en la circulación atmosférica y no es solo una coincidencia", señala.
Para hacer eso, los investigadores utilizaron una técnica estadística de dos pasos llamada detección y atribución: detectar si es poco probable que ciertos patrones de cambios de viento observados se deban solo a la variabilidad natural y, de ser así, si los cambios pueden atribuirse a causas causadas por el hombre factores, como las emisiones de productos químicos que destruyen la capa de ozono y CO2.
Utilizando simulaciones por ordenador, los investigadores primero determinaron que la pausa observada en las tendencias de circulación no podía explicarse solo por los cambios naturales en los vientos. A continuación, aislaron los efectos del ozono y los gases de efecto invernadero por separado.
Mostraron que, si bien las crecientes emisiones de CO2 han continuado expandiendo la circulación cerca de la superficie (incluida la corriente en chorro) hacia los polos, solo los cambios de ozono podrían explicar la pausa en las tendencias de circulación.
Antes de 2000, tanto el agotamiento del ozono como el aumento de los niveles de CO2 empujaron la circulación cerca de la superficie hacia el polo. Desde 2000, el CO2 ha continuado empujando esta circulación hacia el polo, equilibrando el efecto opuesto de la recuperación de ozono.
"La identificación de la pausa impulsada por el ozono en las tendencias de circulación en las observaciones del mundo real confirma, por primera vez, lo que la comunidad científica del ozono ha predicho desde hace mucho tiempo de la teoría", apunta John Fyfe, científico de Environment and Climate Change Canada y uno de los coautores del artículo.
Con el ozono comenzando a recuperarse y los niveles de CO2 continúan subiendo, el futuro es menos seguro, incluso para aquellas regiones del hemisferio sur cuyo clima se ve afectado por la corriente en chorro y aquellos en el borde de las regiones secas.
"Consideramos esto una 'pausa' porque las tendencias de circulación hacia los polos podrían reanudarse, mantenerse estables o revertirse
--explica Banerjee--. Es el tira y afloja entre los efectos opuestos de la recuperación del ozono y el aumento de los gases de efecto invernadero lo que determinará las tendencias futuras".