MADRID, 27 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de investigadores dirigido por la Universidad de Maryland desarrolló un nuevo método para rastrear hasta su origen las emisiones de metano, un potente gas de efecto invernadero.
Publicado a principios de este mes en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, el estudio analizó la composición química de las formas más raras del metano, conocidas como variantes isotópicas. Este nuevo enfoque ayudará a los investigadores a distinguir las fuentes de metano de combustibles fósiles de las fuentes microbianas que surgen de pantanos, vertederos y granjas, una hazaña que es difícil de lograr con los métodos existentes, que miden los isótopos más comunes del metano.
"El metano juega un papel importante en el cambio climático, pero hay muchas incógnitas sobre las razones detrás del reciente aumento del metano atmosférico", dijo en un comunicado el autor principal del estudio, Mojhgan Haghnegahdar, becario postdoctoral en el Departamento de Geología de la Universidad de Maryland. "Nuestra comprensión de cómo controlar y disminuir las emisiones de metano a la atmósfera será fundamental para mantener nuestro nivel de vida, así como para evitar enormes costos para la sociedad en un futuro no muy lejano".
El equipo de investigación analizó muestras de aire recolectadas de varios sitios en o cerca del campus universitario. Utilizando equipos de extracción hechos a medida, los investigadores también capturaron metano de una parrilla cubierta que quemaba leña y carbón, dos humedales y de muestras de aire comprimido y gas natural. Después de aislar y purificar el metano, utilizaron un espectrómetro de masas de alta resolución para observar más de cerca la composición química del gas.
Sus análisis revelaron que las fuentes microbianas de metano tienen una firma distinta de las fuentes de combustibles fósiles. La huella isotópica de una columna particular de metano podría usarse para identificar al culpable, ayudando a los formuladores de políticas a rastrear este gas de efecto invernadero hasta su fuente y priorizar sus esfuerzos para mitigarlo.
"Comprender qué impulsa las fluctuaciones del metano atmosférico conlleva implicaciones importantes sobre cómo la sociedad aborda la mitigación de este gas de efecto invernadero", dijo Haghnegahdar. "¿Centramos los esfuerzos de mitigación en fuentes fósiles como las fugas de gas natural o en fuentes microbianas como los vertederos, la agricultura y los humedales?"
El metano es más de 28 veces más potente que el dióxido de carbono para atrapar el calor en la atmósfera. Sin embargo, el metano tiene una vida más corta (aproximadamente 10 años) que los cientos de años que el dióxido de carbono puede permanecer en la atmósfera. Esto lo convierte en un objetivo significativo para la acción climática, según el coautor del estudio James Farquhar.