MADRID, 4 Sep. (EUROPA PRESS) -
Las redes sociales, que a menudo fomentan el antagonismo partidista, también pueden ofrecer una solución para reducir la polarización política, al menos en relación al cambio climático.
Es el hallazgo publicado en 'Proceedings of the National Academy of Sciences' por un equipo dirigido por el sociólogo Damon Centola, de la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos.
Los investigadores de Penn pidieron a 2.400 republicanos y demócratas que interpreten datos recientes sobre el cambio climático en los niveles del hielo marino del Ártico. Inicialmente, casi el 40 por ciento de los republicanos interpretó incorrectamente los datos, diciendo que los niveles de hielo marino en el Ártico estaban aumentando, y el 26 por ciento de los demócratas cometió el mismo error.
Sin embargo, después de que los participantes interactuaran en redes sociales anónimas, compartiendo opiniones sobre los datos y su significado para niveles futuros de hielo marino ártico, el 88 por ciento de los republicanos y el 86 por ciento de los demócratas lo analizaron correctamente, aceptando que los niveles de hielo marino estaban cayendo.
Los republicanos y demócratas a quienes no se les permitió interactuar entre ellos en las redes sociales, sino que tuvieron varios minutos adicionales para reflexionar sobre los datos climáticos antes de actualizar sus respuestas, permanecieron altamente divididos y ofrecieron pronósticos significativamente menos precisos.
"La nueva información científica no cambia la opinión de las personas. Siempre pueden interpretarla para que coincida con sus creencias --explica en un comunicado Centola, director de 'Penn's Network Dynamics Group' y autor del nuevo libro 'How Behavior Spreads'--. Pero, si se permite que las personas interactúen entre sí en redes sociales igualitarias, en las que ningún individuo es más poderoso que otro, encontramos efectos notablemente fuertes del aprendizaje social bipartidista sobre la eliminación de la polarización".
Para probar esta noción de temas políticamente cargados como el cambio climático, Centola, junto con el estudiante de doctorado de Penn, Douglas Guilbeault, y el reciente graduado Joshua Becker, construyó una plataforma experimental de redes sociales, que usaron para evaluar cómo los diferentes tipos de entornos de medios sociales afectarían a la polarización política y la precisión grupal.
Su estudio fue motivado por el lanzamiento de nuevos datos de 2013 de la NASA detallando las tendencias históricas en los niveles mensuales de hielo marino del Ártico. "La NASA descubrió, para su sorpresa, que mucha gente estaba malinterpretando el gráfico para decir que en realidad habría más hielo marino ártico en el futuro en lugar de menos --explica Guilbeault--. Los conservadores en particular eran susceptibles a esta mala interpretación".
Los investigadores se preguntaron cómo las redes sociales podrían alterar este resultado, por lo que asignaron aleatoriamente a los participantes a uno de los tres grupos experimentales: una configuración de identidad política, que reveló la afiliación política de los contactos de cada persona en las redes sociales; una configuración de símbolos políticos, en la que las personas interactuaban de forma anónima a través de las redes sociales, pero con símbolos partidistas de un burro y un elefante en la parte inferior de sus pantallas; y una configuración no política, en la que las personas interactuaban de forma anónima.
INSTINTO NATURAL DE APRENDER UNOS DE OTROS
Un total de 20 republicanos y 20 demócratas formaron cada red social. Una vez aleatorizados, cada individuo vio el gráfico de la NASA y pronosticó los niveles del hielo marino del Ártico para el año 2025. Primero, respondieron de forma independiente y luego vieron las respuestas de los colegas antes de revisar sus conjeturas dos veces más. Los resultados del estudio sorprendieron a los científicos en varios aspectos.
"Todos esperábamos la polarización cuando los republicanos y los demócratas estaban aislados --dice Centola, también profesor asociado en la Escuela de Comunicación y Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de Penn--, pero nos sorprendió ver cuán dramáticamente las redes bipartidistas podrían mejorar los 'juicios' de los participantes. En la configuración no política, por ejemplo, la polarización desapareció por completo, con más del 85 por ciento de los participantes que estuvieron de acuerdo en una disminución futura en el hielo marino del Ártico.
"Pero --agrega Centola--, la mayor sorpresa, y tal vez nuestra mayor lección, vino de lo frágil que era todo. Las mejoras desaparecieron por completo con la mera sugerencia de un partido político. Todo lo que hicimos fue poner una foto de un elefante y un burro en la parte inferior de una pantalla, y todos los efectos de aprendizaje social desaparecieron. Las creencias inexactas de los participantes y los altos niveles de polarización permanecieron".
Ese último hallazgo revela que incluso elementos poco llamativos de un entorno de redes sociales o de una transmisión de medios de comunicación pueden obstaculizar las comunicaciones bipartidistas. "Formas simples de enmarcar una conversación política, como la incorporación de la iconografía política, pueden aumentar significativamente la probabilidad de polarización", dice Guilbeault.
En cambio, apunta Centola, pone a la gente en situaciones que eliminan el contexto político. "La mayoría de nosotros somos parciales de una manera u otra. A menudo es inevitable. Pero, si eliminas los símbolos que llevan a las personas a sus campos políticos y les permiten hablar entre ellos, las personas tienen un instinto natural para aprender unos de otros. Y eso puede ayudar mucho a disminuir el conflicto partidista".