MADRID, 3 Sep. (EUROPA PRESS) -
La Humanidad afronta mayores riesgos para el suministro de agua de lo que se esperaba si se tienen en cuenta las condiciones ambientales y las posibilidades de aprovechamiento donde se produce la lluvia.
La idea común del suministro de agua global es la lluvia que cae sobre la superficie de la tierra y luego se almacena en acuíferos, lagos y ríos. Esta idea se utiliza generalmente para evaluar la seguridad hídrica y el riesgo de escasez de agua. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en Nature Water muestra cómo los riesgos del agua dependen de la gobernanza y las condiciones ambientales presentes en las zonas de barlovento, es decir, las áreas de donde proviene la humedad para la lluvia.
"El suministro de agua realmente se origina de antemano, con la humedad evaporada de la tierra o del océano que viaja a la atmósfera antes de caer en forma de lluvia. Esta humedad de barlovento se suele pasar por alto al evaluar la disponibilidad de agua", dice en un comunicado Fernando Jaramillo, profesor asociado de geografía física en la Universidad de Estocolmo y responsable del estudio.
Cuando un lago o río es compartido entre diferentes países o autoridades, las evaluaciones y regulaciones aplican principalmente una perspectiva aguas arriba, considerando las condiciones en la dirección río arriba desde el cuerpo de agua. En cambio, una perspectiva contra el viento considera el área donde el agua evaporada es transportada antes de terminar en forma de lluvia. El área se conoce como cuenca de precipitación y puede cubrir grandes áreas de la superficie de la Tierra.
"Por ejemplo, en América del Sur tropical, la mayor parte de la cuenca del Amazonas está aguas abajo de la cordillera de los Andes, mientras que grandes áreas de los Andes están en sí mismas a sotavento de la selva amazónica y dependen de ella, lo que hace que estas dos regiones dependan una de la otra para el suministro de agua", dice Fernando Jaramillo.
El estudio examinó 379 cuencas hidrológicas en todo el mundo, revelando que los riesgos para la seguridad hídrica son significativamente mayores cuando se considera el origen del agua contra el viento.
"Con este enfoque, vemos que 32.900 km3/año de necesidades hídricas en todo el mundo enfrentan un riesgo muy alto, un aumento cercano al 50 por ciento, en comparación con los 20.500 km3/año resultantes del enfoque más tradicional aguas arriba", dice José Posada, ex estudiante de doctorado en la Universidad de Estocolmo y autor principal del estudio.
Dado que una gran cantidad de agua se evapora de las plantas, los cambios en el uso de la tierra pueden afectar la disponibilidad de agua a sotavento. Si la deforestación y el desarrollo agrícola son predominantes en las áreas a barlovento, la cantidad de humedad que proporciona la vegetación puede disminuir, reduciendo la lluvia a sotavento y aumentando el riesgo para la seguridad hídrica.
"En los países costeros como Filipinas, la mayor parte de la lluvia proviene del mar, lo que significa que los cambios en el uso del suelo plantean muy pocos riesgos para la seguridad hídrica. En cambio, en los países del interior, como Níger, las precipitaciones proceden principalmente de la humedad que se evapora en países vecinos como Nigeria y Ghana. Esto pone a muchos países sin litoral en una situación de alto riesgo en lo que respecta a la seguridad hídrica que se ve afectada por los cambios en el uso del suelo", afirma Fernando Jaramillo.
En otras palabras, los factores políticos, como la gestión medioambiental y las normativas en las zonas donde primero se evapora la humedad, pueden afectar a la seguridad hídrica en zonas completamente diferentes.
"Por ejemplo, la cuenca del río Congo, que depende en gran medida de la humedad de los países vecinos con un bajo rendimiento medioambiental y una mala gobernanza según los indicadores globales, se enfrenta a riesgos considerables debido a la posible deforestación y a los cambios no regulados en el uso del suelo en las zonas vecinas", afirma Lan Wang-Erlandsson, investigador del Centro de Resiliencia de Estocolmo de la Universidad de Estocolmo y coautor del estudio.