MADRID, 26 Feb. (EUROPA PRESS) -
Investigadores japoneses han encontrado gran cantidad de bacterias microscópicas conocidas como heterótrofos que viven en o cerca del fondo del mar en la parte más profunda de la fosa de las Marianas.
En su artículo publicado en la revista Proceedings, el equipo de la Japan Agency for Marine-Earth Science and Technology (JAMSTEC) describe su expedición de trabajo y lo que encontraron usando un vehículo operado por control remoto (ROV).
La Fosa de las Marianas se encuentra en el Océano Pacífico occidental, a cierta distancia al este de Taiwán. Una parte se conoce como Abismo Challenger, es la más profunda, y tiene el récord de ser la parte más profunda de los océanos, Los científicos están ansiosos por aprender más acerca de qué tipo de formas de vida pueden vivir allí, a más de 10.000 metros debajo de la superficie, ya que puede ayudar en la búsqueda de vida en otros planetas.
En este nuevo esfuerzo, los investigadores echaron una mirada más cercana a los que les precedieron, tamizando aguas abajo en busca de criaturas demasiado pequeñas para ser vistas con cámaras. Enviaron su ROV con capacidad para tener en cuenta, no sólo qué formas de vida de tamaño microscópico existían, sino para contar su número.
Cerca de la superficie, donde la luz solar puede penetrar, el equipo encontró una abundancia de fitoplancton como plantas. Por debajo de lo que se conoce como la zona abisal, debido a la falta de nutrientes disponibles, hay muy poca vida, se compone sobre todo de pequeños quimiolitotrofos que pueden convertir compuestos como el amoniaco o azufre en el alimento.
Mucho más abajo hay poco en el camino de la vida observable, pero una mirada más cercana revela que la abundancia de pequeños organismos aumentó de nuevo ya que la comida era más abundante en la parte inferior. Los heterótrofos no pueden fijar el carbono y para ello deben utilizar el carbono orgánico para sobrevivir en el ambiente extremadamente frío y oscuro.
Al parecer, viven en la materia fecal u otras partículas de polvo que caen desde arriba. También señalan que los deslizamientos de tierra poco frecuentes en la zona pueden liberar comida que estaba atrapada, suministrando alimentos para varios años a la vez. A efectos de comparación, los investigadores señalaron que el número de microbios en el agua era comparable al agua de un pozo sin tratar. Los investigadores también midieron la salinidad, la temperatura y la química a diferentes profundidades. Fueron capaces de diferenciar entre los diferentes microbios mediante pruebas genéticas.