MADRID, 29 Jun. (EUROPA PRESS) -
La ballena azul es el animal más grande que ha vivido, pero se alimentan casi exclusivamente de crustáceos minúsculos conocidos como krill.
El secreto está en las barbas, un complejo sistema de alimentación por filtración que permite a las enormes ballenas filtrar enormes volúmenes de agua salada, quedándose sólo con el krill y otros pequeños organismos.
Ahora, investigadores que describen a un pariente extinto de las ballenas barbudas en un artículo que se publica en 'Current Biology' ofrecen una nueva visión de cómo evolucionaron las primeras barbas de ballenas.
Los resultados arrojan luz sobre un debate de larga duración sobre si las primeras ballenas se alimentaban por succión sin dientes o eran ballenas dentadas que usaban sus dientes como un tamiz para filtrar las presas fuera del agua, dicen los investigadores. Los dientes de las especies recién descubiertas de misticetos, llamadas 'Coronodon havensteini', dan apoyo a esta última visión.
"Sabemos por el registro fósil que los antepasados de las ballenas barbudas tenían dientes", dice el investigador Jonathan Geisler, del Colegio de Medicina Osteopática del Instituto de Tecnología de Nueva York, en Estados Unidos. "Sin embargo, la transición de los dientes a las barbas es polémica. Este estudio indica que las primeras ballenas dentadas usaron los espacios entre sus grandes y complejos dientes para filtrar y que las barbas fueron reemplazando gradualmente a los dientes durante millones de años".
UNA ESPECIE DE TRANSICIÓN
La nueva especie de la ballena la encontró al inicio de los años 2000 un buceador en el río de Wando, en Carolina del Sur, Estados Unidos. Estaba buscando dientes de tiburón y en su lugar encontró la ballena fosilizada. La ballena, que vivió hace unos 30 millones de años, fue reconocida más tarde como representante de una nueva especie de transición. "El cráneo de esta especie indica que se separó muy temprano en la evolución de la ballena misticeto y nuestros análisis confirman esa posición evolutiva", dice Geisler.
Geisler y sus colegas se dieron cuenta de que eso significaba que la ballena podía ofrecer pistas importantes sobre la transición de los dientes a las barbas. La ballena bajo estudio también tenía otras características interesantes: era más grande que otros misticetos dentados, con un cráneo de casi un metro de largo y sus molares eran grandes en comparación con otras ballenas que surgieron, además de tener un comportamiento de alimentación inusual.
Un examen más detallado de la forma y el desgaste de los dientes de la ballena llevó a los científicos a concluir que la ballena utilizaba sus dientes delanteros para atrapar a las presas y los grandes molares traseros de la ballena se emplearon para filtrar la alimentación, expulsando el agua a través de las ranuras abiertas entre los dientes cerrados.
"El desgaste de los molares de este espécimen indica que no se usaron para cortar comida o para despedazar a la presa --describe--. Nos llevó bastante tiempo llegar a la conclusión de que estos grandes dientes estaban enmarcando ranuras estrechas para la alimentación de filtro". Como confirmación, los investigadores encontraron desgaste en las cúspides ocultas que bordean esas ranuras entre los dientes.
Los hallazgos ofrecen otro ejemplo de un patrón evolutivo más amplio en el cual las partes del cuerpo (en este caso, los dientes) que evolucionaron para una función son posteriormente cooptadas para otra función. Los investigadores adelantan que ahora están examinando especies estrechamente relacionadas del área de Charleston, SC, en busca de más evidencia.