MADRID, 1 Nov. (EUROPA PRESS) -
Los animales que habitan en el bosque no tienen que vivir cerca de un camino, pastizales o asentamientos humanos para verse afectados por lo que los científicos llaman bordes del bosque.
De hecho, los animales que se encuentran a más de un kilómetro de un borde muestran un impacto medible debido a su proximidad a las áreas donde se han eliminado árboles para dar paso a otros usos de la tierra.
En un extenso análisis sobre especies de vertebrados arbóreos (1.673 especies en cinco continentes), un equipo internacional de científicos descubrió que el 85 por ciento o bien se sienten atraídos o evitan los bordes de los bosques. Para el 46 por ciento, la respuesta es positiva; los bordes proporcionan a estas especies los recursos que necesitan para sobrevivir.
Sin embargo, los científicos están más preocupados con el 39 por ciento que muestra efectos negativos, debido a que a medida que los paisajes boscosos intactos disminuyen y se rompen en áreas más pequeñas, las especies que prefieren los bosques profundos se enfrentan a hábitats cada vez más pequeños y a una mayor amenaza de extinción. Los hallazgos enfatizan en la necesidad de programas de conservación para preservar grandes áreas de bosques y evitar que se dividan en fragmentos más pequeños.
Los profesores Adam Hadley y Urs Kormann, investigador asociado y científico postdoctoral, respectivamente, en la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad Estatal de Oregón, Estados Unidos, son coautores de un documento que revela los hallazgos del equipo en la revista 'Nature'. Marion Pfeifer, en la Universidad de Newcastle, en Reino Unido, es la autora principal de un equipo de 32 investigadores de Reino Unido, América del Norte y del Sur, Europa, Australia, África y Australia.
LA MITAD DE LOS ACRES DE BOSQUES, A MENOS DE 500 METROS DE UNA CARRETERA
El estudio muestra cómo la rápida fragmentación de los bosques del mundo está afectando a la extinción de los animales y la biodiversidad. Se cree que aproximadamente la mitad de los acres de bosques del mundo se encuentran a menos de 500 metros del borde de una carretera, pastos u otro uso no forestal de la tierra.
Entre los ejemplos de especies que dependen de franjas ininterrumpidas de paisajes boscosos se incluyen el pangolín malayo ('Manis javanica'), el churrín de Bahía ('Eleoscytalopus psychopompus'), la cacatúa negra de pico largo ('Zanda baudinii') y el tapir centroamericano ('Tapirus bairdii').
Para este estudio, los investigadores reunieron datos sobre abundancia animal en una variedad de paisajes principalmente tropicales, desde hábitats abiertos no boscosos hasta bordes de bosques y las profundidades de junglas remotas. Para cada una de las especies incluidas en el documento, los científicos calcularon dos medidas, que denominan "influencia de borde" y "sensibilidad de borde", para capturar la complejidad de las relaciones entre las especies y los hábitats.
"Me sorprendió que pudiéramos encontrar este efecto para tantas especies que se adentran tan profundamente en el bosque", plantea Hadley, que estudia polinizadores en áreas boscosas de Costa Rica y Oregón. Este experto señala que los estudios de hábitats de bosques profundos son especialmente raros, ya que estas áreas son difíciles de alcanzar; pero los datos muestran que los bordes realmente importan. "Hay pocas áreas donde no hay intrusiones en los bosques, como carreteras y otras actividades. Tal vez deberíamos considerar no ponerles carreteras. Puede ser valioso simplemente mantenerlas lo más alejadas posible. No quedan muchas".
El estudio es el primero en documentar patrones universales en muchos grupos de animales, según Kormann. "Esto añade una clara evidencia a la idea de que, si vamos a conservar la diversidad de especies en este planeta, no hay otra alternativa que hacer más para salvaguardar los últimos tramos extensos de la selva", concluye.