Paisaje costero en Nueva Zelanda - RAWPIXEL
MADRID, 7 Feb. (EUROPA PRESS) -
Nueva Zelanda y Australia serían de las pocas naciones aisladas que podrían seguir produciendo alimentos suficientes para alimentar a su población en un invierno nuclear.
En un nuevo estudio, el profesor Nick Wilson, de la Universidad de Otago (Wellington), y el investigador independiente Dr. Matt Boyd, de Adapt Research, afirman que cinco naciones insulares podrían estar bien situadas para seguir produciendo alimentos a pesar de la reducción de la luz solar y las temperaturas más bajas causadas por el hollín en la atmósfera tras una guerra nuclear en el hemisferio norte.
Junto a Australia (una isla continente) y Nueva Zelanda, Islandia, Vanuatu y las Islas Salomón también tendrían probabilidades de lograr una autosuficiencia alimentaria sólida, incluso en un invierno nuclear extremo.
El estudio se publica en la revista internacional Risk Analysis.
El profesor Wilson afirma que, aunque Nueva Zelanda probablemente seguiría siendo capaz de producir alimentos suficientes, su producción y distribución seguían estando amenazadas por la extrema dependencia del país de productos básicos importados, como el combustible refinado.
Los investigadores estudiaron el impacto en la producción agrícola mundial de escenarios de reducción brusca de la luz solar provocados por guerras nucleares, erupciones de supervolcanes o impactos de asteroides. Aplicaron modelos de cultivos publicados en condiciones de "invierno nuclear" a 38 naciones insulares, combinándolos con otros métodos para estimar el suministro de calorías alimentarias. También evaluaron una serie de factores de resistencia que podrían proteger a los países de los efectos de un invierno nuclear.
El Dr. Boyd afirma en un comunicado que, aunque algunas naciones probablemente serían capaces de producir alimentos suficientes, otros factores, como el colapso de la industria y el funcionamiento social, ponían en duda su capacidad de recuperación.
El profesor Wilson afirma que las conclusiones coinciden con un estudio de los años 80 sobre el impacto de una guerra nuclear en Nueva Zelanda, aunque la capacidad de recuperación del país ha disminuido desde entonces al aumentar su dependencia del gasóleo importado y de las infraestructuras digitales.
"Islas como Nueva Zelanda suelen ser muy dependientes de las importaciones de combustible líquido refinado, pueden carecer de autosuficiencia energética y son susceptibles de sufrir averías y escasez de productos básicos críticos. Aunque Nueva Zelanda podría desviar una elevada proporción de sus exportaciones de productos lácteos para abastecer el mercado local, carece de capacidad para fabricar muchas piezas de recambio para maquinaria agrícola y de procesamiento de alimentos."
El Dr. Boyd afirma que las conclusiones del estudio refuerzan la precaria posición en que se encontrarían muchos países durante una catástrofe mundial.