MADRID, 7 Ago. (EUROPA PRESS) -
El primer estudio cartográfico de vida vegetal en toda la Antártida ha detectado 45 kilómetros cuadrados de vegetación, de los que un 80 por ciento se encuentran en la Península Antártica.
Publicado en Nature Geosciences, el estudio satelital de musgos, líquenes y algas en todo el continente formará una base para monitorear cómo la vegetación de la Antártida responde al cambio climático.
La vegetación antártica, dominada por musgos y líquenes, se ha adaptado para sobrevivir a las duras condiciones polares y cada tipo juega un papel importante en el ciclo del carbono y los nutrientes a nivel local, dicen los expertos. Hasta ahora, su cobertura espacial y abundancia en todo el continente eran desconocidas.
Un equipo internacional de científicos, dirigido por la Universidad de Edimburgo con el Instituto Noruego de Investigación de la Naturaleza, British Antarctic Survey (BAS) y la Asociación Escocesa de Ciencias Marinas, utilizó un satélite de la Agencia Espacial Europea para barrer el continente.
Combinaron las observaciones satelitales con mediciones de campo tomadas durante varias temporadas de verano y detectaron casi 45 km2 de vegetación. Descubrieron que más del 80% del crecimiento de las plantas se concentraba en la península Antártica y las islas vecinas.
Charlotte Walshaw, investigadora de doctorado de la Escuela de Geociencias de la Universidad de Edimburgo, quien dirigió el estudio, dijo: "Nuestro mapa a escala continental proporciona información clave sobre la presencia de vegetación en áreas que rara vez son visitadas por personas. Esto tendrá profundas implicaciones para nuestra comprensión de dónde se encuentra la vegetación en todo el continente y qué factores influyen en esta distribución".
El profesor Peter Convey, ecólogo terrestre de BAS y coautor del artículo, dijo en un comunicado: "Este estudio es un gran paso adelante para ayudarnos a comprender y cuantificar la vegetación de la Antártida. Obtener este panorama completo es un logro significativo, dada la naturaleza dispersa de la vida vegetal antártica y los desafíos prácticos de lograr estudios terrestres exhaustivos en este continente aislado".
El equipo estima que este crecimiento representa solo el 0,12% del área total libre de hielo de la Antártida. Esto pone de relieve la importancia de monitorear las áreas clave de abundancia de vegetación, que no están adecuadamente protegidas bajo el sistema actual de Áreas Especialmente Protegidas de la Antártida (ASPA), dicen los expertos.
Peter Fretwell, experto en teledetección y SIG en BAS, y coautor del artículo, explicó: "Obtener un mapa preciso de la vida fotosintética del continente nos brinda una base para evaluar el cambio futuro. A medida que el continente se calienta y el hielo se derrite, esperamos que las áreas de afloramiento rocoso se expandan y la vegetación colonice más suelo. Este nuevo mapa nos permite monitorear estas consecuencias del cambio climático".
Investigaciones anteriores han demostrado que la sensibilidad ambiental de las especies vegetales de la Antártida las convierte en excelentes barómetros del cambio climático regional. Monitorear su presencia en la Antártida, un paisaje mínimamente perturbado, podría proporcionar pistas sobre cómo tipos de vegetación similares pueden responder al clima en otros ecosistemas frágiles en todo el mundo, como partes del Ártico.