Un Gusano Parásito Que Se Alimenta De Gónadas, Rhipidocotyle Campanula, Que Puede Dejar Los Mejillones Completamente Estériles, Fue Identificado Como Un Gran Riesgo Para Los Programas De Cría En Cautiverio. - UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE
MADRID, 15 Abr. (EUROPA PRESS) -
El traslado de especies en peligro de extinción a nuevos lugares se utiliza a menudo como parte de las estrategias de conservación de especies y puede ayudar a restaurar ecosistemas degradados.
Pero científicos de Cambridge dicen que existe un alto riesgo de que estas reubicaciones propaguen accidentalmente enfermedades y parásitos.
El nuevo informe publicado en la revista Conservation Letters se centra en los mejillones de agua dulce, que los investigadores han estudiado ampliamente, pero es aplicable a todas las especies que se trasladan con fines de conservación.
Los mejillones juegan un papel importante en la limpieza del agua de muchos de los ríos y lagos del mundo, pero son uno de los grupos de animales más amenazados de la Tierra. Existe un interés creciente en trasladar los mejillones a nuevos lugares para aumentar las poblaciones amenazadas, o para que puedan usarse como "filtros biológicos" para mejorar la calidad del agua.
Un gusano parásito que se alimenta de gónadas, Rhipidocotyle campanula, que puede dejar los mejillones completamente estériles, fue identificado como un gran riesgo para los programas de cría en cautiverio donde se juntan mejillones de muchas poblaciones aisladas.
"Debemos ser mucho más cautelosos al trasladar animales a nuevos lugares con fines de conservación, porque los costos pueden superar los beneficios", dice en un comunicado el doctor David Aldridge, del Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge, autor principal del informe.
Añadió: "Hemos visto que mezclar diferentes poblaciones de mejillones puede permitir la transmisión generalizada de gusanos que comen gónadas; solo se necesita un mejillón infectado para propagar este parásito, que en casos extremos puede llevar al colapso de toda una población".
Los patógenos se pueden transferir fácilmente entre lugares cuando se mueven los mejillones. En casos extremos, los patógenos pueden hacer que una población de mejillones colapse por completo. En otros casos, las infecciones pueden no causar un problema a menos que estén presentes cuando otros factores, como la falta de alimentos o las altas temperaturas, ponen a la población bajo estrés y provocan un brote repentino.
El informe recomienda que las especies solo se reubiquen cuando sea absolutamente necesario y se utilicen períodos de cuarentena, diseñados para detener la transmisión de los patógenos más probables.
Identifica cuatro factores clave que determinan el riesgo de propagación de patógenos al reubicar animales: proporción de animales infectados tanto en la población fuente como en la receptora; densidad de la población resultante; inmunidad del hospedador; y el ciclo de vida del patógeno.