Evidencia de los primeros terremotos de la Tierra

Composición geológica de la zona en Sudáfrica donde se ha encontrado evidencia de terremotos hace 3.000 millones de años
Composición geológica de la zona en Sudáfrica donde se ha encontrado evidencia de terremotos hace 3.000 millones de años - GNS SCIENCE
Actualizado: lunes, 18 marzo 2024 14:25

   MADRID, 18 Mar. (EUROPA PRESS) -

   Dos geólogos de Nueva Zelanda han encontrado evidencia de algunos de los grandes terremotos más antiguos del planeta, preservados en un registro geológico de 3.300 millones de años.

   En lugar de ser un mundo más caliente, libre de grandes terremotos y con una superficie tan débil que era incapaz de formar placas rígidas, Simon Lamb, profesor asociado de Te Herenga Waka - Universidad Victoria de Wellington, y Cornel de Ronde, científico principal de GNS Science, muestran que estaba llena de terremotos, provocados cuando una placa tectónica se deslizaba debajo de otra en una zona de subducción, como parte de la tectónica de placas; de hecho, muy similar a la región de Nueva Zelanda en la actualidad.

   La nueva investigación, publicada en Geology, ha requerido descifrar un código difícil en las rocas.

   Al principio de sus carreras, los dos geólogos neozelandeses habían estudiado algunos de los registros geológicos prístinos más antiguos, conservados en el cinturón de piedrs verde de Barberton, en Sudáfrica. Las rocas de esta región se depositaron hace entre 3.600 y 3.200 millones de años. Hace unos años, los geólogos colaboraron en la publicación de un nuevo mapa geológico de esta región, elaborado por de Ronde en 2021.

   En su nueva investigación de 2024, finalmente dan sentido a estas rocas, encontrando evidencia tanto de placas tectónicas como de algunos de los primeros grandes terremotos del planeta, informas GNS Science en un comunicado.

   Se dieron cuenta de que estaban mirando los restos de gigantescos deslizamientos de tierra submarinos, formados por bloques desordenados de roca volcánica, arenisca, conglomerados y restos de charcos de barro burbujeante y antiguos fondos marinos que alguna vez estuvieron en las profundidades del océano. Algunos de estos bloques tenían cientos de metros de espesor y hasta 10 km de longitud y estaban colocados uno encima del otro. Esta parte confusa del registro geológico de la Tierra había desconcertado a los científicos durante mucho tiempo.

   Pero mientras exploraban el nuevo mapa, Simon Lamb y Cornel de Ronde descubrieron que el cinturón de piedra verde de Barberton se asemeja a formaciones rocosas que se estaban formando en la relativamente "joven" Zona de Subducción Hikurangi de 20 millones de años frente a la costa este de Nueva Zelanda, donde la placa oceánica del Pacífico se sumerge debajo de la placa continental australiana. Como otras zonas de subducción y puede generar terremotos de gran magnitud y deslizamientos de tierra submarinos.

   Sabían de las gigantescas cicatrices en el borde empinado de la fosa oceánica en alta mar, que dejaron enormes deslizamientos de tierra. Sin embargo, la clave de su descubrimiento fue un pequeño trozo de lecho de roca plegado y con muchas fallas en la zona de subducción de Hikurangi, llamado Gran Conglomerado de Marlborough. Esta formación son los restos de una plataforma continental que se ha fragmentado, colapsando en deslizamientos de tierra submarinos, y es sorprendentemente similar al lecho de roca revuelto en el cinturón de piedra verde de Barberton.

   Basado en las similitudes con el lecho rocoso de Nueva Zelanda, el cinturón de piedra verde de Barberton muestra los rasgos característicos de un margen en subducción sacudido periódicamente por terremotos de gran magnitud.

   Por lo tanto, en aquella época, hace unos 3.300 millones de años, ya existía la subducción sismogénica. Y esta es una de las primeras (si no las primeras) evidencias conocidas de un terremoto a gran escala, o de terremotos en general. Parece que la tectónica de placas estaba viva y coleando en esa época, de forma muy similar a como la vemos hoy en Nueva Zelanda, y puede haber desempeñado un papel fundamental en el origen de la vida misma.

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