Erupción del Anak Krakatau - UNIVERSIDAD DE BIRMINGHAM
MADRID, 17 Ene. (EUROPA PRESS) -
El colapso del volcán Anak Krakatau de Indonesia en 2018 fue el resultado de procesos de desestabilización a largo plazo, y no desatado por cambios distintivo en el sistema magmático.
El volcán había estado en erupción durante unos seis meses antes del colapso, que vio cómo más de dos tercios de su altura se deslizaban hacia el mar mientras la isla reducía su superficie a la mitad. El suceso desencadenó un devastador tsunami que inundó las costas de Java y Sumatra y provocó la muerte de más de 400 personas.
Un equipo dirigido por la Universidad de Birmingham, en Reino Unido, examinó material volcánico de las islas cercanas en busca de pistas para determinar si la potente y explosiva erupción observada tras el colapso había desencadenado por sí misma el corrimiento de tierras y el tsunami. Sus hallazgos se publican en Earth and Planetary Science Letters
En colaboración con investigadores del Instituto Tecnológico de Bandung, la Universidad de Oxford y el Servicio Geológico Británico, el equipo examinó las características físicas, químicas y microtexturales del material erupcionado. Llegaron a la conclusión de que la gran erupción explosiva asociada al derrumbe se debió probablemente a que el sistema magmático subyacente se desestabilizó al producirse el derrumbe.
Esto significa que es menos probable que la catástrofe fuera causada por el magma que salió a la superficie y desencadenó el desprendimiento. Los métodos actuales de vigilancia de volcanes registran la actividad sísmica y otras señales causadas por el ascenso del magma a través del volcán, pero como este suceso no se desencadenó desde dentro, no se habría detectado con estas técnicas.
El doctor Sebastian Watt, de la Facultad de Geografía, Ciencias de la Tierra y Medioambientales de la Universidad de Birmingham y autor principal del artículo explica que "este tipo de riesgo volcánico es raro, muy difícil de predecir y a menudo devastador".
"Nuestros resultados muestran que, aunque hubo una erupción dramática y explosiva tras el colapso del Anak Krakatau, ésta se desencadenó por el deslizamiento de tierra que liberó la presión sobre el sistema de magma, como el descorche de un corcho de champán", asegura en un comunicado.
Los resultados suponen un reto para la predicción de futuros riesgos en las islas volcánicas. En este sentido, el doctor Mirzam Abdurrachman, del Instituto Tecnológico de Bandung, explica que "si los grandes desprendimientos volcánicos se producen como resultado de una inestabilidad a largo plazo, y pueden tener lugar sin ningún cambio distintivo en la actividad magmática del volcán, esto significa que pueden ocurrir de repente y sin ninguna advertencia clara".
Según destaca, "este hallazgo es importante para las personas que viven en regiones rodeadas de volcanes activos e islas volcánicas en lugares como Indonesia, Filipinas y Japón".
Por su parte, la autora principal, Kyra Cutler, de la Universidad de Oxford, subraya que "la evaluación de los patrones de crecimiento y deformación a largo plazo de los volcanes ayudará a comprender mejor la probabilidad de que se produzcan fallos, lo que será especialmente relevante para el Anak Krakatau durante su reconstrucción".
"La identificación de las zonas susceptibles, junto con los esfuerzos para desarrollar la detección de tsunamis no sísmicos, mejorará las estrategias generales de gestión del peligro para las comunidades que están en riesgo", asegura.
El profesor David Tappin, del British Geological Survey, del University College de Londres, que dirigió los estudios marinos que cartografiaron los depósitos resultantes del colapso de la erupción del Anak Krakatau en 2018, reconoce que "es raro que tengamos la oportunidad de estudiar una erupción y un tsunami de este tipo, con el último evento, la isla Ritter, hace más de 100 años".
Según apunta, "los resultados del artículo revelan que el mecanismo impulsor fue la desestabilización a largo plazo, en lugar de un evento explosivo instantáneo. Se trata de un descubrimiento sorprendente y llevará a una reevaluación de cómo mitigar el peligro de las fallas volcánicas y sus tsunamis asociados", resalta.