Una Austroperla cyrene productora de cianuro se encuentra en la parte superior de esta imagen, con una Zelandoperla fenestrata que imita en el centro y una Zelandoperla fenestrata que no imita en la parte inferior. - UNIVERSITY OF OTAGO
MADRID, 1 Ago. (EUROPA PRESS) -
Un insecto de Nueva Zelanda practica una estrategia única de 'trampa' para evitar ser comido, imitando a una especie altamente tóxica.
En la naturaleza, las especies venenosas suelen anunciar su toxicidad, a menudo mediante la producción de colores de alto contraste como el negro, el blanco y el amarillo, como las avispas y las abejas.
De manera similar, la mosca de piedra productora de cianuro de Nueva Zelanda, Austroperla cyrene, produce fuertes colores de "advertencia" de negro, blanco y amarillo, para resaltar su amenaza para los depredadores potenciales.
En un estudio publicado en Molecular Ecology, los investigadores del Departamento de Zoología de la Universidad de Otago revelan que una especie no relacionada y no tóxica "hace trampa" al imitar la apariencia de este insecto.
El autor principal, el Dr. Brodie Foster, dice que al parecerse mucho a una especie venenosa, la mosca de la piedra Zelandoperla fenestrata espera evitar ser víctima de los depredadores.
"En la naturaleza, a las aves les costará notar la diferencia entre las especies venenosas y las no venenosas, por lo que probablemente evitarán ambas. Para el ojo inexperto, las especies venenosas y sus imitadores son casi imposibles de distinguir", dice en un comunicado.
Los investigadores utilizaron enfoques genómicos para revelar una mutación genética clave en un gen de coloración que distingue a los tramposos de los no tramposos.
Esta variación genética permite que las especies tramposas usen diferentes estrategias en diferentes regiones. Sin embargo, el coautor, el Dr. Graham McCulloch, dice que la estrategia, conocida como mimetismo batesiano, no siempre tiene éxito. "Nuestros hallazgos indican que una estrategia de 'trampa' no paga en las regiones donde la especie venenosa es rara", dice.
El coautor, el profesor Jon Waters, agrega que hacer trampa puede ser un juego peligroso. "Si los tramposos comienzan a superar en número a las especies venenosas, entonces los depredadores se darán cuenta de esto muy rápidamente, es un acto de equilibrio", dice.
El equipo está evaluando cómo el cambio ambiental está impulsando cambios evolutivos rápidos en las especies nativas de Nueva Zelanda.