Ejemplar de tortuga - SENCKENBERG
MADRID, 8 Ago. (EUROPA PRESS) -
Contrariamente a la suposición común, el tamaño del caparazón de las tortugas no está relacionado con las condiciones climáticas. Más bien, la evolución del tamaño está ligada a su uso del hábitat.
Es la conclusión de un nuevo estudio publicado en la revista Ecology and Evolution.
Con una longitud de caparazón de unos 100 milímetros, la tortuga areolada (Homopus areolatus) es una de las especies de tortugas más pequeñas que existen en la actualidad. El récord en el otro extremo de la escala lo ostenta la tortuga laúd (Dermochelys coriacea) con una longitud de hasta dos metros, que se encuentra en océanos tropicales y subtropicales.
"Entre las tortugas fósiles, la variedad de tamaños corporales es aún más pronunciada", dice en un comunicado el Dr. Gabriel Ferreira del Centro Senckenberg para la Evolución Humana y el Paleoambiente de la Universidad de Tübinga, y continúa: "Teníamos curiosidad acerca de cómo esta diversidad de tamaños de caparazones evolucionó en los últimos 200 millones de años y qué factores jugaron un papel decisivo en esto".
Con este fin, el equipo de investigación, dirigido por la primera autora Bruna Farina de la Universidad Suiza de Friburgo, compiló el conjunto de datos más completo sobre el tamaño del cuerpo de las tortugas hasta la fecha.
Los investigadores registraron información sobre la longitud del caparazón, los hábitats preferidos y la ocurrencia temporal de la especie en la historia geológica para un total de 795 especies de tortugas. "Estudios anteriores que se centraron en la evolución del tamaño a menudo ignoraron las especies fósiles. Nuestros resultados también incorporan datos de 536 especies de tortugas extintas, lo cual es esencial si desea comprender la historia evolutiva y las adaptaciones físicas de las tortugas", agrega Ferreira.
El nuevo estudio muestra que el clima global actual no parece tener un impacto significativo en el tamaño corporal de las tortugas recientemente estudiadas. La correlación con las paleotemperaturas tampoco indicó ningún efecto significativo en el tamaño de los animales fósiles, encuentra el estudio. Según el estudio, el tamaño del cuerpo de las tortugas está determinado por la ecología de los animales y las preferencias de hábitat, más que por factores climáticos.
"La suposición de que los organismos vivos tienden a aumentar de tamaño corporal a lo largo de la evolución, conocida como 'Ley de Cope', no se puede demostrar en las tortugas", explica Ferreira, y continúa: "El espectro de tamaño de las especies de agua dulce se ha mantenido bastante constante durante los últimos 200 millones de años. En contraste, las tortugas terrestres y marinas muestran una variación mucho más pronunciada".
Según el equipo, la variación en el tamaño del cuerpo entre las tortugas puede explicarse por su diversidad ecológica y sus variados hábitats. Esto permitiría que las especies terrestres más grandes se dispersen más fácilmente. En las tortugas marinas, por otro lado, los límites superior e inferior del tamaño corporal parecen estar relacionados con limitaciones fisiológicas, como la termorregulación o el aumento de la capacidad pulmonar, y limitaciones morfológicas, como el tamaño del caparazón, así como adaptaciones a la vida en espacios de aguas abiertas. También es posible que la necesidad de bajar a tierra para poner huevos limite el tamaño máximo de las tortugas marinas, señalan los investigadores.
"Nuestros hallazgos son muy interesantes, considerando que el tamaño del cuerpo en otros grupos de animales, como dinosaurios o cocodrilos, está influenciado por factores climáticos, como la temperatura que prevalece en el hábitat. Esto subraya la naturaleza única de las tortugas", concluye Ferreira.