Pequeños individuos de Eupera troglobia sp. Norte. Expuestos al aire, con un segador (Eusarcus sp.) cerca de ellos.
Pequeños individuos de Eupera troglobia sp. Norte. Expuestos al aire, con un segador (Eusarcus sp.) cerca de ellos. - RODRIGO LOPES FERREIRA
Actualizado: jueves, 26 mayo 2022 14:27

   MADRID, 26 May. (EUROPA PRESS) -

   La primera especie de bivalvo exclusivamente subterráneo fuera de Europa, donde se conocen tres, ha sido descubierta en el norte de Brasil.

   Los bivalvos exclusivamente subterráneos, el grupo de moluscos que comprende almejas, ostras, mejillones, vieiras, se consideran una rareza.

   Antes del presente estudio, solo se habían confirmado tres especies de este tipo en el mundo: todas pertenecientes a un género de mejillón de tamaño pequeño conocido en el sureste de Europa. Además, los bivalvos no son el típico habitante del 'inframundo', ya que son casi inmóviles y no toleran ambientes bajos en oxígeno.

   Un nuevo estudio del Dr. Luiz Ricardo L. Simone (Museo de Zoología de la Universidad de São Paulo) y el Dr. Rodrigo Lopes Ferreira (Universidad Federal de Lavras), publicado en la revista académica de acceso abierto Subterranean Biology, describe una especie nueva para la ciencia de almeja que habita en cuevas del norte de Brasil.

   Llamado Eupera troglobia, el molusco muestra características de los organismos que no están destinados a ver la luz del día, incluida la falta de pigmentación, tamaño reducido, cáscara delicada y menos huevos, pero más grandes.

   Curiosamente, fue en 2006 cuando un informe que presentaba un estudio de la fauna de una cueva en el norte de Brasil presentaba fotografías de lo que se describió como Eupera troglobia. Sin embargo, la evidencia fue descartada rápidamente, alegando que la almeja fue arrastrada a la cueva por el agua.

   En 2010, el Dr. Rodrigo Lopes Ferreira accedió al informe y notó la despigmentación de las almejas. Preguntándose si era realmente posible que estuviera mirando un troglobio --un animal que ha evolucionado adaptándose a la vida troglodita, hipogea o cavernícola, en cuevas--, buscó entre los especímenes recolectados de ese estudio, pero no pudo encontrar ninguno de los bivalvos descoloridos.

   Diez años después, su equipo visitó la cueva para buscar específicamente conchas despigmentadas. Aunque la cueva estaba parcialmente inundada, los investigadores pudieron detectar los especímenes que necesitaban adheridos a las paredes de la cueva.

   En conclusión, los científicos destacan que su descubrimiento es el último recordatorio de la importancia de la conservación de los frágiles hábitats subterráneos, dados los tesoros escondidos en sus propiedades.

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