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MADRID, 5 Jun. (EUROPA PRESS) -
Miles de estaciones de control de la calidad del aire ambiente de todo el mundo están registrando sin que se estén aprovechando datos sobre biodiversidad en forma de ADN ambiental (ADNe).
Hasta ahora se pensaba que no existía la infraestructura necesaria para vigilar la biodiversidad con esta clase de sistemas.
"Uno de los mayores problemas a los que se enfrenta el planeta hoy en día es la pérdida acelerada de biodiversidad", afirma la profesora adjunta de la Universidad York de Toronto (Canadá) Elizabeth Clare, experta en ADNe aerotransportado y autora correspondiente del estudio publicado en la revista 'Current Biology'.
"Esto podría ser un tesoro de datos sobre biodiversidad --asegura--. Lo que descubrimos analizando los filtros de estas estaciones de vigilancia es asombroso. En sólo dos localizaciones, encontramos pruebas de ADNe de más de 180 plantas y animales diferentes".
"No se puede exagerar su potencial. Podría cambiar por completo las reglas del juego en el seguimiento y control de la biodiversidad --afirma Joanne Littlefair, de la Universidad Queen Mary de Londres (Reino Unido) y primera autora del estudio--. Casi todos los países cuentan con algún tipo de sistema o red de control de la contaminación atmosférica, ya sea público o privado, y en muchos casos ambos. Esto podría resolver el problema mundial de cómo medir la biodiversidad a gran escala".
Hasta ahora, nadie se había planteado que estas estaciones de control de la calidad del aire pudieran estar recogiendo y almacenando datos de ADNe de aves, abejas, garrapatas, hongos, insectos, plantas y mamíferos de todo el planeta como subproducto de su función habitual. Pero es exactamente lo que se necesita para vigilar la biodiversidad a una escala que nunca antes había sido posible.
Según el Informe Planeta Vivo del Fondo Mundial para la Naturaleza, desde 1970 se ha producido un descenso del 69% en las poblaciones de animales salvajes. Estas estaciones de calidad del aire podrían ser exactamente lo que se necesita no sólo para hacer un seguimiento de la biodiversidad en todo el planeta, sino también para aprovechar potencialmente las décadas de datos históricos de biodiversidad de ADNe en filtros guardados durante años.
Gobiernos, científicos y agencias medioambientales de todo el mundo han reclamado métodos estándar a gran escala para seguir la biodiversidad en tiempo real, pero ha sido una tarea imposible, sin un enfoque estandarizado ni una infraestructura desplegada propuesta, hasta ahora.
El descubrimiento de que estas estaciones de control del aire podrían estar recogiendo ADNe es aún más sorprendente porque es posible que lo hayan estado haciendo en silencio todo este tiempo.
Los científicos del Laboratorio Nacional de Física del Reino Unido (NPL), que gestionan las redes nacionales de muestreo de la calidad del aire, no se dieron cuenta del potencial de lo que ya tenían hasta que algunos investigadores, entre ellos Clare y Littlefair, demostraron que era posible determinar qué especies estaban presentes utilizando muestras de ADNe del aire.
Los doctores James Allerton y Andrew Brown del NPL se pusieron en contacto con Littlefair y Clare preguntándoles si las redes nacionales de control de la calidad del aire del Reino Unido recogían ADNe durante su funcionamiento normal y la respuesta fue un sí rotundo.
"Recogíamos partículas de forma rutinaria para medir los contaminantes del aire, pero cuando vimos el trabajo de Clare y Littlefair, nos dimos cuenta de que quizá estábamos ante algo mucho más valioso", explica Allerton.
El equipo organizó una prueba en una estación de calidad del aire de Londres, fuera de un gran parque urbano, recogiendo muestras durante una hora, un día y una semana, y las comparó con muestras de ocho meses de una estación pública de Escocia.
En la Universidad Queen Mary de Londres, Littlefair manipuló las muestras, mientras que Clare y la estudiante de posgrado Nina Garrett analizaron los datos en la Universidad de York.
"Nos sorprendió la diversidad de vida que pudimos estudiar con un solo enfoque, algo casi inaudito en este campo de la ciencia. En estos dos lugares detectamos simultáneamente el ADNe de 34 especies de aves y 24 de mamíferos, una gran variedad de insectos, cultivos, hongos patógenos, preciosas flores silvestres, plantas de jardines ornamentales y gramíneas", apunta Clare, de la Facultad de Ciencias.
"Encontramos especies de interés, como erizos, junto con tejones, ciervos, lirones, búhos pequeños, tritones lisos, pájaros cantores y 80 tipos diferentes de árboles y plantas del bosque --roble, tilo, fresno, pino--, todo estaba allí recogido en estos pequeños filtros. Es increíblemente emocionante", resalta.
Se trata de un mecanismo para medir la biodiversidad terrestre de forma estandarizada y repetible en países enteros, todos los días, todas las semanas y en miles de lugares.
"Lo bonito de la idea es que estamos aprovechando algo que ya existe --subraya Brown, que gestiona la red en el NPL--. Si las redes de muestreadores de aire de todo el mundo están recogiendo material similar -simplemente como parte de su funcionamiento habitual- es un recurso increíble".
El equipo intenta ahora conservar el mayor número posible de muestras pensando en el ADNe. "Aún no conocemos el verdadero valor de estas muestras, pero a medida que se vayan recogiendo podrían proporcionarnos una visión sin precedentes de nuestro mundo natural --comenta Clare--. La escala de las muestras repetidas podría darnos los esquivos datos de series temporales de biodiversidad y la capacidad de medir la dinámica de las especies terrestres en una forma de alta resolución nunca antes considerada para el seguimiento de la biodiversidad".
"Será necesario un esfuerzo mundial para recoger y evaluar estas muestras, pero se trata de una oportunidad extraordinaria para aprovechar una infraestructura mundial preexistente que lleva décadas recogiendo datos normalizados de ADNe y hasta ahora simplemente no nos habíamos dado cuenta de que el recurso existía", señala Littlefair.