Paisaje árido en Australia - MAXPIXEL.COM
MADRID, 22 Jul. (EUROPA PRESS) -
Restaurar zonas áridas degradadas es una necesidad urgente para mitigar el cambio climático, revertir la desertificación y asegurar el sustento de los 2.000 millones de personas que las habitan.
En un nuevo estudio publicado en la revista 'Nature Ecology & Evolution', los científicos que dirigen el Proyecto Global de Zonas Áridas examinaron los resultados de la siembra de restauración en 174 lugares de seis continentes, abarcando 594.065 observaciones de 671 especies de plantas, y las lecciones aprendidas son importantes para alcanzar los ambiciosos objetivos de restauración en el futuro.
El doctor Martin Breed, de la Universidad de Flinders, en Australia, uno de los tres investigadores australianos que ayudaron a coordinar la recogida de datos para la base de datos en vivo, afirma que el nuevo documento es realmente importante para su país.
"Gran parte de Australia son tierras áridas y enormes zonas de estas tierras áridas en Australia están degradadas --afirma--. Han sido desbrozadas, cultivadas de forma insostenible, quemadas en megaincendios y, en general, no se han cuidado bien. Por ello, ahora se están restaurando vastas zonas de nuestras tierras secas para ayudar a devolver la biodiversidad y suministrar muchos servicios ecosistémicos importantes, como aire y agua limpios, apoyar nuestra buena salud mental y aumentar la productividad agrícola".
Según asegura, "esta restauración suele requerir la revegetación, principalmente mediante la resiembra de zonas. La escala de este esfuerzo de resiembra a nivel mundial es realmente enorme, alentada nada menos que por el Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas que ha comenzado este año. Los presupuestos anuales implicados se sitúan entre los 10 y los 100 mil millones de dólares", afirma.
El doctor resalta que "esta investigación sienta una base sólida para innovar nuevas formas de resembrar eficazmente las zonas. Aporta un conocimiento global de la eficacia de la resiembra en estas zonas áridas --añade--. Demuestra que la resiembra suele funcionar: si se siembran las semillas, la planta tiene muchas posibilidades de estar ahí en el futuro".
"Sin embargo, la resiembra es realmente arriesgada, ya que casi el 20% de las siembras fracasan --prosiguen--. De forma alarmante, este riesgo aumentó a medida que las zonas eran más áridas, y con el aumento de la aridez que se prevé con el cambio climático, esto no augura nada bueno para la restauración basada en semillas en las zonas áridas".
El estudio dice que hay razones para el optimismo, aunque los objetivos globales fijados para la restauración de las tierras secas para restaurar millones de hectáreas de tierras degradadas se han cuestionado por ser demasiado ambiciosos.
Pero sin una evaluación global de los éxitos y fracasos es imposible calibrar la viabilidad, señalan los investigadores. La siembra tuvo un impacto positivo en la presencia de especies: en casi un tercio de todos los tratamientos, el 100% de las especies sembradas estaban creciendo en el primer control.
Sin embargo, la restauración de tierras secas es arriesgada: el 17% de los proyectos fracasaron, sin que se estableciera ninguna especie sembrada, y se observó un descenso constante de las especies sembradas a medida que los proyectos maduraban.
En todos los proyectos, las tasas de siembra más altas y los tamaños de semilla más grandes dieron lugar a una mayor probabilidad de reclutamiento, con otras influencias en el éxito de las especies, como la aridez del lugar, la identidad taxonómica y la forma de vida de las especies.
Los resultados sugieren que las investigaciones que examinen estos factores predictivos permitirán tomar decisiones de restauración más eficaces y fundamentadas.