MADRID 9 Feb. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Instituto de Tecnología de California en Estados Unidos han vinculado la aversión humana a la pérdida de dinero a una estructura específica del cerebro: la amígdala. El descubrimiento, que se publica esta semana en la edición digital de la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS), aporta nuevos datos sobre la conducta económica y sobre el papel de la amígdala, una estructura que registra las reacciones emocionales rápidas y que está implicada en la depresión, ansiedad y el autismo.
En el estudio se examinó a dos pacientes cuya amígdala había resultado destruida por una muy rara enfermedad genética. Estos individuos, junto con otros sin daños en la amígdala, participaron de forma voluntaria en una tarea económica experimental.
En la prueba se preguntaba a los participantes si participarían en una apuesta en la que había una probabilidad equilibrada de ganar 20 dólares o perder 5 dólares, un riesgo que la mayoría elegiría aceptar, y si realizarían una apuesta 50/50 de ganar 20 dólares o perder la misma cantidad, un riesgo que no elegiría la mayoría. También se les preguntó si realizarían una apuesta 50/50 de ganar 20 dólares o perder 15 dólares, un riesgo que la mayoría de personas rechazaría incluso si el ingreso neto esperado resultara positivo.
Los dos pacientes con la amígdala dañada eligieron las apuestas arriesgadas más a menudo que aquellos individuos de la misma edad y educación que no presentaban lesiones en esta área cerebral. En realidad, el primer grupo no mostró aversión ninguna aversión a la pérdida monetaria, en un acentuado contraste con los sujetos control.
Según explica Benedetto de Martino, responsable del estudio, "la aversión a la pérdida monetaria se ha venido estudiado en economía de la conducta durante algún tiempo pero esta es la primera vez que se ha informado de pacientes que carecen por completo de ella".
Colin Camerer, coautor del estudio, apunta que creen que tal resultado muestra que la amígdala es crítica para desencadenar un sentido de precaución ante la realización de apuestas en las que se podría perder, una función de la amígdala que podría ser similar a su papel en el miedo y la ansiedad.
"La aversión a la pérdida se ha observado en muchos estudios económicos, desde los de monos intercambiando objetos por comida a personas en espectáculos de juego de alto nivel pero esta es la primera envidencia clara de una estructura cerebral especial que es responsable del miedo a tales pérdidas", concluye Camerer.