MADRID 27 Jul. (EUROPA PRESS) -
El asteroide "potencialmente peligroso" '(101955) 1999 RQ36' tiene una probabilidad "de uno entre mil" de impactar contra La Tierra en el año 2182, según un estudio internacional publicado en la revista 'Icarus' en el que han participado investigadores españoles, aunque afirman estar a tiempo de diseñar mecanismos para desviar la trayectoria del objeto.
"La probabilidad de impacto total del asteroide puede estimarse en 0,00092 --aproximadamente uno entre mil--, y más de la mitad de esta probabilidad --0,00054--, apunta a que esto podría ocurrir en el año 2182", según señala la coautora del estudio e investigadora de la Universidad de Valladolid (UVA), María Eugenia Sansaturio.
En este sentido, indican que el asteroide formaría parte de los 'Potencialmente Peligrosos' (PHA, por sus siglas en inglés), objetos con riesgo de colisionar con la Tierra por la proximidad de sus órbitas y que pueden causar daños. En concreto, éste se descubrió en 1999 y mide 560 metros de diámetro.
Además, los autores han calculado los posibles impactos para este asteroide hasta el año 2200 mediante dos modelos matemáticos denominados 'Método de Monte Carlo' y 'Muestreo de la línea de variaciones'.
De esta forma, han hallado los conocidos como 'Impactores Virtuales' (VI), que son "subconjuntos de incertidumbre estadística que conducen a colisiones con la Tierra en el siglo XXII". En concreto, en 2182 aparecen dos VI con más de la mitad de todas las probabilidades de impacto, según indica el Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC).
MODIFICACIÓN DE LA ÓRBITA
Los científicos explican que, en principio, la órbita del asteroide está bien determinada gracias a 290 observaciones ópticas y 13 medidas radar, pero afirman que existe una "incertidumbre orbital significativa" porque, además de la gravedad, su trayectoria se ve influenciada por una perturbación que modifica las órbitas denominada 'efecto Yarkovsky', que cambia ligeramente las órbitas de los objetos pequeños del Sistema Solar como consecuencia de que, al rotar, la radiación solar absorbida por estos se emite de una manera desigual a través de su superficie.
La investigación predice que hasta el año 2060 la divergencia de las órbitas que impactan es moderada, creciendo entre los años 2060 y 2080 en cuatro órdenes de magnitud porque el asteroide se aproxima a la Tierra. Así, estima que la probabilidad vuelve a crecer moderadamente hasta otro acercamiento en 2162 para después decrecer, apareciendo el año 2182 como el más probable para la colisión.
"La consecuencia de esta compleja dinámica no es únicamente una probabilidad de impacto comparativamente grande, sino también que un procedimiento realista de deflexión o desviación de la trayectoria sólo se podría realizar antes del encuentro en 2080, y más fácilmente antes de 2060", destaca Sansaturio.
En esta línea, asegura que si este objeto se hubiera descubierto después del año 2080, la deflexión "requeriría una tecnología no disponible actualmente". "Este ejemplo sugiere que puede ser necesario que la monitorización de impactos, que hasta ahora no cubre más allá de 80 ó 100 años, abarque más de un siglo. Así, las iniciativas para desviar este tipo de objetos se podrían llevar a cabo con recursos moderados, tanto desde un punto de vista tecnológico como económico", concluye.