MADRID 4 Dic. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Hawai, en Manoa (Estados Unidos), han descubierto una abundancia y diversidad inesperada en el fondo marino de los fiordos subpolares de la Antártida. Durante una reciente expedición, estos científicos estudiaron por primera vez las comunidades del fondo marino de los fiordos glaciares que dominan a lo largo de la península antártica occidental, una región que se está sometiendo a un calentamiento climático muy rápido.
Estos expertos esperaban encontrar comunidades del fondo marino empobrecidas y altamente perturbadas por la sedimentación glacial, similares a las que se han documentado en las regiones árticas bien estudiadas. Para su sorpresa, vieron gusanos de cerdas, anémonas, arañas de mar y crustáceos anfípodos en las fotografías que tomaron de ese fondo marino, junto con un buen número de pepinos de mar, medusas y otras especies en el fondo oceánico, sobre el cual, las aguas de los fiordos estaban plagadas de camarones antárticos.
Los científicos sugieren en un artículo publicado en 'Plos One' que las diferencias en la diversidad y la abundancia entre el Ártico y los fiordos de la Antártida se pueden explicar por el hecho de que el subpolar Antártico esté en una fase más temprana del calentamiento climático que el Ártico, lo que permite a los fiordos de la Antártida mantener altos niveles de productividad, además de que los fiordos de la Antártida muestran poca perturbación de derretimiento de los glaciares.
"El área de nuestro estudio a lo largo de la Península Antártica se está calentando más rápido que cualquier parte del mundo y los increíbles ecosistemas allí están cambiando muy rápidamente", alerta Craig Smith, profesor de Oceanografía de la Universidad de Hawai en Manoa y que ha estado estudiando cómo los ecosistemas marinos en la Antártida están respondiendo al calentamiento climático.
"Parece que hay algo especial en estos fiordos que estimula la productividad del fondo marino", agrega Laura Grange, investigadora del Centro Nacional de Oceanografía de la Universidad de Southampton, en Reino Unido, que fue colaboradora postdoctoral en la Universidad de Hawai con Smith durante esta investigación.
"Los ecosistemas en el fondo de los fiordos se basan en alimentos de detritus, por lo que estos fiordos antárticos deben estar recibiendo algún tipo de entrada mejorada de alimentos, muy probablemente de floraciones de fitoplancton, escombros de macroalgas o, incluso, los caparazones mudados de los camarones antárticos o los cadáveres que se hunden hasta el fondo", apunta Grange.
Los científicos sugieren, incluso, que los grandes conglomerados de ballenas jorobadas pueden estimular la productividad del fiordo por la liberación de nutrientes, ya que se alimentan y defecan en los fiordos durante la inmigración estacional. Incluso con una variedad de vías para alimentar la notable diversidad de animales en el fondo marino, los ecosistemas de los fiordos antárticos están en riesgo por el calentamiento climático.
En la Antártida de hoy, los glaciares de los fiordos actualmente registran muy poca fusión y los desprendimientos de icebergs van a la deriva por el mar sin que caiga mucho sedimento, según los científicos, que creen que estos fiordos tienen "una débil influencia de agua de deshielo". Como resultado, la cabecera del fiordo está libre de sedimentos en suspensión, lo que permite al fitoplancton y las algas bentónicas florecer y produce poca perturbación a la rica fauna del fondo marino.
PELIGRO DE SEDIMENTOS POR EL DESHIELO
Estas condiciones favorables son muy propensas a cambiar a medida que el clima se calienta rápidamente, lo que acelera derretimiento de los glaciares y el vertido de grandes cantidades de sedimentos glaciales finos en las cabeceras de los fiordos. Cuanto mayor sea la turbidez resultante y la sedimentación del fondo marino, probablemente el fitoplancton enterrará a las diversas comunidades del fondo marino o sofocará la producción primaria y la biodiversidad en estos ecosistemas con forma de cañones estrechos.
"Es muy probable que estos extraordinarios ecosistemas que proporcionan hábitats y zonas de alimentación para el camarón y las ballenas barbudas y que son puntos calientes de la diversidad del fondo marino se vean afectados negativamente por el calentamiento climático muy rápido que está ocurriendo a lo largo de la Península Antártica", lamenta Smith.
"Los fiordos también son foco de ecoturismo antártico, con miles de visitantes en cruceros cada año entrando en los fiordos para ver los pingüinos y las ballenas y para experimentar la gran abundancia y diversidad de la vida antártica. El calentamiento climático, por lo tanto, puede cambiar dramáticamente algunos de los más emblemáticos ecosistemas antárticos", agrega.
"Estos ecosistemas de los fiordos antárticos pueden jugar un papel desproporcionadamente grande en la alimentación y el reclutamiento de las especies móviles, incluidos los peces pequeños y las ballenas. Necesitamos con urgencia una mejor comprensión de la estructura, la función y la sensibilidad del clima de estas fascinantes comunidades del fondo marino que están en peligro", concluye Smith.